En este largo invierno del chavismo han florecido varias listas negras elaboradas desde Miraflores, la Asamblea Nacional, la Cancillería y hasta la de Tibisay sobre los medios en los cuales el CNE no debe colocar publicidad. Pero claro, faltaba una nacida exclusivamente de la mente creativa de la actual ministra de propaganda del régimen.
Era solo cuestión de tiempo porque temprano la ministra Rodríguez presentaría su propia lista dirigida a intimidar y provocar a los líderes de la oposición. Ella necesitaba su “lista Tascón” para sumársela a las tantas otras que el gobierno ha utilizado durante estos años en flagrante violación de la Constitución.
No olvidemos que a esta señora Rodríguez el propio Hugo Chávez se vio obligado a bajarla del avión presidencial durante una gira a Bielorrusia por su desatinado manejo de los asuntos a su cargo. También es recordada por algunos de los antiguos edecanes de Chávez cuando éste pronunció una frase lapidaria contra ella: “¡No la quiero ver más en Miraflores!”
Hoy, montada otra vez en el poder y con un gran cinismo, quiere hacer el papel de acusadora de aquellos opositores que viajaron fuera del país como si eso fuera un delito o violaran algún derecho constitucional. La señora Rodríguez debería recordar que no hay un país en el mundo democrático en donde un gobierno acuse a dirigentes de la oposición por utilizar sus vacaciones o las fechas festivas como mejor se les antoje.
De su época como funcionaria menor en la Embajada de Venezuela en el Reino Unido durante el gobierno del difunto presidente Caldera, la señora Rodríguez debe haber aprendido que los políticos europeos se movilizan a su antojo en vacaciones y en familia, sin que nadie los cuestione y mucho menos desde los ministerios del gobierno.
Sin duda que la ministra disfruta haciendo listas como aquella que usó a su paso por la Cancillería como “viceministra para Europa” durante la gestión de Alí Rodríguez Araque, cuando unilateralmente (porque le dio la gana), desobedeció los nombramientos, firmados de puño y letra del comandante Chávez, de cinco embajadores de carrera, violentando la aprobación de la propia Asamblea Nacional con el argumento de que mientras ella estuviera en ese cargo “esos funcionarios de la cuarta no se posesionarían”.
Era tal su ignorancia que se le pasó por alto que esos funcionarios habían sido ascendidos a embajadores precisamente durante los años del proceso bolivariano.
Como bien se ha alertado a la comunidad a través de las redes sociales, la señora debería conocer que viajar al exterior no es ningún delito y tener divisas para viajar tampoco lo es.
Lo que sí resulta bochornoso es que los altos funcionarios públicos y sus familiares viajen en aviones oficiales o jet privados, saliendo incluso desde La Carlota (hoy convertido en aeropuerto privado del PSUV) usando los reales de la nación producto de los impuestos que pagan los venezolanos.
Editorial de El Nacional