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Lilian Tintori: “No podrán quebrar a Leopoldo con la tortura psicológica”

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Lilian Tintori: “No podrán quebrar a Leopoldo con la tortura psicológica”

Lilian Tintori confiesa que una de sus metas, antes de llegar a los 40 años, era completar un ironman, prueba de triatlón que consiste en correr 42 kilómetros, nadar tres y rodar en bicicleta 180. Pues bien, la semana pasada sintió que había cumplido su cometido luego de someterse a 72 maratónicas horas en el Palacio de Justicia, a la espera de la decisión que la jueza de la causa, Adriana López, le sigue a su marido, Leopoldo López.

 

Esa convicción la invadió pasadas las cuatro de la mañana del jueves, al despedirse de Leopoldo, quien debió volver a su calabozo, en la prisión de Ramo Verde, por considerar el tribunal que debía someterse al juicio en cautiverio: “Cuando le pusieron las esposas le besé las manos, lo abracé y le dije: ‘Te tienen miedo, Leopoldo, y por eso cometen esta injusticia. Fuerza y fe’. Luego sentí que había pasado una prueba más dura que el ironman. La peor que me ha tocado vivir. No por las horas de espera o porque dormí en un banco de cemento, sino por observar cómo se ejerce el derecho en mi país. Cuando los abogados me dijeron que así funcionan siempre las cosas, sentí una gran tristeza e indignación. Pasar tantas horas esperando para luego, sin pruebas, ni testigos, mandar a Leopoldo y a los dos chamos (Marco Coello y Cristian Holdack) a una verdadera carnicería, es algo que, sin embargo, agradezco a Dios”.

 

-¿Ha cambiado el cautiverio a Leopoldo?

 

-Ha cambiado. Es más reflexivo. Ha tenido muchas horas para dedicarse a él, reflexionar, leer y está viendo el país, aislado, desde su celda. El cambio ha acrecentado sus virtudes. Si era humilde, valiente, sincero, constante y claro en sus ideas, ahora lo es mucho más. Lo veo más fuerte y creo que será muy difícil quebrarlo. Yo, que sigo muy de cerca la violación de los derechos humanos, considero que a Leopoldo lo están torturando psicológicamente con el trato de aislamiento al que lo han sometido. De tres meses que lleva preso, sólo en dos le han permitido visitas de la familia. Ahora tiene régimen de castigo.

 

-¿Aislamiento total?

 

-Total. No ha podido verme a mí, ni a sus hijos, ni a su mamá. Para mí eso es tortura psicológica y ni hablar de los otros presos de Ramo Verde o de quienes están en los calabozos del Sebin. Muchachos y muchachas que no han visto el sol o están hacinados en la Policía de Chacao. Ésa es mi alarma desde el primer día. Desde entonces he visto cómo a Leopoldo le montaron una trampa, lo culparon de asesinato y de daños a instituciones públicas, en un contexto de violación permanente de los DD.HH., cuya gravedad entiendo ahora en toda su magnitud. Por eso he llevado la denuncia a todas las instancias internacionales a las que he tenido acceso.

 

-¿No crees que la decisión de la jueza, dejando a Leopoldo en cautiverio, sí puede quebrarlo?

 

-No. Cuando nos despedimos él me dijo: “Yo sabía que esto iba a pasar porque en Venezuela no hay justicia”. A la jueza la llamaron y la obligaron a tomar una decisión que no tenía soporte jurídico. El Ministerio Público no presentó una sola prueba y la defensa, tanto de los estudiantes como de Leopoldo, fue convincente y contundente porque son inocentes. Nosotros, sin embargo, teníamos la esperanza de que dejaran libres a los estudiantes porque ellos cayeron en la maniobra montada para inculpar a Leopoldo como cabeza de una presunta desestabilización, cuando él representa todo lo contrario. Rebelde sí y movido por sus principios también, pero siempre por la vía pacífica.

 

-Si ustedes advierten que no hay justicia y califican de dictadura al Gobierno, ¿por qué se entrega Leopoldo? ¿No fue un error?

 

-Para nada. Fue un acto de valentía y de heroísmo. Cuando se iba a entregar se lo dije: “Te van a meter preso por años, en Venezuela no hay justicia, ellos te quieren eliminar políticamente, lo intentan desde tu inhabilitación”. Él me respondió: “Si yo no hago esto, Lilian, todo va a seguir igual”.

 

-Y no se sabe cuánto tiempo permanecerá allí.

 

-No lo sabemos, pero es un símbolo de resistencia y de libertad. Parece mentira, pero Leopoldo está libre detrás de los barrotes. A él lo encarcelan por su discurso, por lo que piensa y por unos principios que mantiene desde la celda. Allí han llegado la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía y a todos los ha recibido con el mismo talante. Se sienta con ellos, les prepara café y ellos, sorprendidos por ese trato, le han dicho que estaban esperando un Leopoldo que no es el fascista ni el terrorista que les habían pintado, sino un muchacho afable, rodeado de libros, como ellos mismo lo advierten: “Yo pensaba que tú eras alguien que no eres”. Es el contacto que nunca había ocurrido en conversaciones que se prolongan por horas. Eso demuestra cómo los venezolanos han sido acosados por una campaña de falsedades contra Leopoldo y la oposición.

 

Roberto Giusti/El Universal

 

 

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