La nueva jugarreta de la dictadura se desarrolla ahora alrededor de Lilian Tintori para amargarles más la vida a ella, a su esposo –Leopoldo López– y a sus pequeños hijos. Esta trampa judicial, además, se ejecuta siniestramente contra una mujer que está embarazada y que, por lo tanto, merece no solo un trato adecuado, sino todos los cuidados médicos posibles. Así deberían actuar las autoridades en virtud de lo que dicta la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (que de bolivariana le queda poco en vista de que Maduro ha decidido enterrarla para siempre) y de lo que norman las leyes nacionales y los tratados internacionales de protección para la mujer firmados solemnemente por la república.
Pero la verdad es que todos estos avances para la protección de la mujer los maduristas se los pasan por el forro. Antes de atenerse a lo que indican las leyes, el oficialismo prefiere imponer su política de odio y persecución en cuantos tribunales tienen a mano, en especial si se trata de una mujer, tal como ocurrió con la jueza Afiuni y ocurre hoy con Lilian Tintori. Y lo peor es que actúan a contramano de la ley, pues obvian la presunción de inocencia y aplican una justicia exprés, como si los tribunales fueran venta de hamburguesas o de pizzas.
En el caso de la señora Tintori se nota a leguas que esta tramoya está montada por los cuerpos de seguridad del Estado con la intención de frustrar una gira internacional en la que Lilian Tintori acompañaría a Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional. En el transcurso de la gira tenían previstos “encuentros con el presidente francés, Emmanuel Macron; con el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy; con la canciller alemana, Angela Merkel, y con la primera ministra británica, Theresa May”.
Pero el primitivismo y el uso de la fuerza y la maldad que hoy privan en la diplomacia venezolana los ha llevado a cometer un error de consecuencias impredecibles. Al tratar de levantar obstáculos a la gira de la oposición han caído en un pantano atroz, en una arena movediza que los empuja hacia el fondo y los desprestigia aún más en la escena internacional. ¿Se imaginan lo que significa sabotear las agendas del presidente de Francia, del presidente del gobierno español, de una canciller alemana y de una primera ministra británica? Todos a la vez. Menuda metida de pata que solo ayudará a que la Unión Europea decida duras acciones contra Venezuela que, hasta el momento, había vacilado en poner en práctica. Una ayudadita de la policía venezolana y de los tribunales bolivarianos no les viene mal a la hora de decidir en el viejo continente.
En un despacho de AFP se lee claramente la indignación de Rajoy. “El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, consideró lamentable la prohibición de abandonar territorio venezolano impuesta a Lilian Tintori, la esposa del opositor preso Leopoldo López, a la que debía recibir en La Moncloa el martes”. Es por demás “lamentable la prohibición de la salida a Lilian Tintori. Pueden encerrar a las personas pero no los ideales. Libertad para Venezuela” tuiteó Rajoy. “España condena esta nueva violación de los derechos humanos en Venezuela, que no contribuye a una solución pacífica y democrática a la crisis en ese país”, señaló el comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país.
Editorial de El Nacional