La ley que regula la cadena de comercialización de vehículos, alienta en unos la esperanza de que «ahora sí habrá carros baratos», mientras en el lado oferente piensan «con lo que me den no podré comprarme uno nuevo, ni recuperar mi inversión».
El telón de fondo es que los carros a pesar de ser bienes depreciables por su uso, al ser escasos se convirtieron en medios de especulación .
En Venezuela las personas compran bienes como viviendas, vehículos y divisas para engordarlos, y proteger su patrimonio de la inflación , que anualizada acumula 40% en 2013.
Sin embargo, la Ley no va muy lejos y en una medida considerada retroactiva en los debates parlamentarios congela los precios hasta los fijados por las ensambladoras al 28 de febrero de 2013, pasada ya la devaluación del 46% de la moneda. Por lo que la esperanza de unos de conseguir precios bajos se diluye.
Fuente: El Mundo
