El lenguaje construye realidades, dice una máxima de la lingüística.
En esto coinciden miembros de movimientos de la sexodiversidad, sobre el uso de términos descalificativos que agitaron una vez más la discusión en torno al respeto y la no discriminación por identidad u orientación sexual, a raíz del discurso del diputado Pedro Carreño el pasado martes en la Asamblea Nacional (AN), quien en medio de un debate sobre denuncias de corrupción se refirió a los señalados con palabras como “maricón” y homosexual.
“Reivindicamos el término ‘marico’ porque es parte de una lucha que tiene que transversalizarse con las clases sociales. Es un lenguaje naturalizado como lo dice la gente en la calle. Pero hay que hablar de ese lenguaje para que se entienda que se usa como insulto”, señala María Gabriela Blanco, miembro de la Alianza Sexo Género Diversa Revolucionaria (Asgdre).
Blanco aclara que hay que revisar cómo se asume el discurso “un marico no es un corrupto. La crítica en el caso de la asamblea es que no hubo una voz que defendiera y en vez de asumir el tema de la corrupción que es lo que nos interesa, todo quedó en el insulto homofóbico”, precisa.
Yonatan Matheus, miembro de la organización Venezuela Diversa, considera que las palabras van más allá, especialmente si la usan personas que ejercen cargos de autoridad.
“Ya está bueno que funcionarios de ambos sectores, a cuenta de la visceralidad, aludan a la identidad u orientación sexual de alguien para someter al escarnio a su oponente. Cuando una persona pública lo usa como descalificativo es apología e incitación al odio”.
Matheus advierte que algo peyorativo no puede reivindicarse: “Ha sido necesario utilizar un lenguaje no vulgar para reivindicar la condición humana de algún grupo en especifico o ¿por qué dejamos de decir ‘ciegos o mochos’ y decimos personas con discapacidad; o por qué se dice afrodescendiente en lugar de ‘negro’. Los términos, nos guste o no, profundizan el estigma”.
Doble moral. Blanco apunta que se trata de una lucha estructural que debe discutirse “Lo que molesta es la posición oportunista que han tomado desde la oposición. La crítica tiene que hacerse pero en todos los movimientos”, y reitera que el juego político “debe tener un nivel más elevado”.
José Ramón Merentes, representante de Unión Afirmativa, puntualiza que la expresión homofóbica comienza por la falta de voluntad política de ambos lados para legislar propuestas e igualdad de derechos de grupos Lgbti.
“Hay que dar pasos serios en el reconocimiento de derechos porque levantar una bandera gay por una hora para tomarse la foto no sirve de nada, si en la práctica la doble moral permite la discriminación”, agrega Matheus.
Fuente: ÚN