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En el caso de Venezuela, no queda más remedio que leer entre líneas. Las cosas que han surgido de las supuestas negociaciones han sorprendido a todos, especialmente la liberación de los narcosobrinos, y esa es precisamente la prueba de que algo se está cocinando. No se sabe qué, no se sabe quiénes son los cocineros ni mucho menos los invitados al condumio, pero algo está pasando.

 

 

Lo malo de un proceso tan hermético es la incertidumbre que conlleva, pero no hay manera de evitarlo. Los venezolanos siguen capeando el temporal de un país que se hunde a pedazos, aunque de vez en cuando suceden cosas que dan un respiro, como la prórroga del mandato de la Misión de Determinación de los Hechos sobre Venezuela de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Esa es una señal que por lo menos lleva esperanza a las miles de víctimas y familiares que saben que, tarde o temprano, los responsables de estos crímenes atroces se verán con la justicia.

 

 

Elliot Abrams lanzó otro rayito de luz sobre un asunto que indispuso a la mayoría de los venezolanos, y es la liberación de los sobrinos de Nicolás Maduro y Cilia Flores. Esta victoria de la pareja presidencial chavista avivó el temor de que Estados Unidos llegara al colmo de complacerlos hasta el punto de liberar a Alex Saab, el supuesto testaferro, pero el asesor de la Casa Blanca lo explicó muy bien, pues este preso sí tiene cosas importantes que contar, maneja información que a Estados Unidos le interesa. ¿Pueden los ciudadanos estar seguros de que no llegarán hasta allí las sorpresas? No, pero una vez más esto es un signo de que algo se está manejando y que el gobierno de Joe Biden tiene objetivos claros con respecto a Venezuela.

 

 

Puede querer decir que la mesa no está servida en México, como muchos piensan, y que las negociaciones no son tan fáciles y sencillas como sentarse a tomarse una taza de café, que es lo que le gusta a la mayoría. Si se sigue desmenuzando el discurso de las autoridades estadounidenses, no se pueden dejar pasar las de Brian Nichols, que acaba de asistir a la Asamblea de la OEA en Lima: para Estados Unidos Juan Guaidó sigue siendo el presidente interino, pues surgió del último organismo democrático que tuvo Venezuela, que fue el Parlamento elegido en 2015.

 

 

¿Y qué les parece el hecho de que Nicolás Maduro haya asomado la posibilidad de elecciones antes de 2024? Quizás sea para asustar a la oposición, a la que pareciera que siempre encuentran desprevenida, pero indudablemente es mejor tener que apretar el acelerador y prepararse en unos cuantos meses a tener que seguir esperando más de un año la oportunidad de acabar con esta tragedia. Esto si es que las elecciones son en verdad hechas con garantías democráticas.

 

 

De cualquier modo, el escenario político parece que estuviera inmóvil pero ciertamente estas sorpresas y estas declaraciones dan a entender todo lo contrario. Sigue la incertidumbre y quizás sea muy optimista pensar que puede estarse negociando realmente una salida. Habrá que seguir adivinando. Pero el secreto en este tipo de procesos no es extraño.

 

 

Editorial de El Nacional

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