Latinoamérica y el Caribe deberá doblar en los próximos veinte años su producción de cobre y multiplicar por diez la de litio para atender la creciente demanda mundial de estos dos minerales críticos para la transición energética y alcanzar la meta global de cero emisiones netas de carbono para 2050.
Esa es una de las proyecciones realizadas por la Organización Latinoamericana de la Energía (Olade) en su ‘Estudio sobre la situación de los minerales críticos necesarios para los procesos de transiciones Energéticas en America Latina y el Caribe’, presentado este jueves.
La producción de minerales críticos de América Latina ronda los 180.000 millones de dólares actualmente, un 25 % del mercado global, que alcanza aproximadamente los 700.000 millones de dólares.
Los principales minerales son el cobre, con 70.000 millones de dólares; el hierro, con 50.000 millones de dólares; el oro, con 30.000 millones de dólares; y la plata, con 10.000 millones de dólares.
En la actualidad Latinoamérica alberga el 45 % de la producción mundial de cobre y el 38 % de las reservas, así como el 29 % de la producción global de litio y el 61 % de las reservas.
De igual manera, cuenta con el 48 % de la producción mundial de plata y con el 39 % de las reservas de ese mineral, mientras que del molidebno alberga tanto el 38 % de la producción como de las reservas.
Chile, Perú y México: líderes en producción de cobre
Por países, Chile es el primer productor mundial de cobre, el segundo de molibdeno y el tercero de litio, mientras que Perú ocupa la segunda posición en la producción global de cobre, estaño y zinc, y es el tercero en plata.
A su vez, México está en el primer lugar del mundo en producción de plata y Brasil está en el tercer puesto de producción de hierro.
Si bien China concentra actualmente más de la mitad de la refinación de estos metales, para el consultor en industrias extractivas Gastón Siroit, América Latina y el Caribe tiene una oportunidad de generar un vector de desarrollo a través de estos metales críticos.
Según el experto, el gigante asiático tendrá que desconcentrar su capacidad de refinación a medida que se castiguen y graven las emisiones de carbono, y ahí Latinoamérica aparece como la región con la matriz energética más limpia del mundo, con 200 gigavatios de potencia instalada, principalmente de centrales hidroeléctricas.
Y es que además un 20 % del cobre refinado se produce mediante reciclaje, lo que ahorra hasta un 80 % de energía en comparación con la energía de las minas.
Políticas y estrategias conjuntas
Para Siroit, Latinoamérica tiene el reto de desarrollar políticas estratégicas y conjuntas que permitan impulsar la industria minera en la región y atender la demanda global de estos metales en las próximas décadas.
Por ello, el estudio de Olade realizó una serie de recomendaciones y pautas como integrar naturalmente la minería en los territorios, sin desplazar ni a las comunidades ni al ecosistema o especies en peligro de extinción.
También evitar que los proyectos mineros generen un aumento desproporcionado del costo de vida en las zonas de influencia y que esto se traduzca en exclusión, pobreza y migración, así como minimizar el uso de combustibles fósiles, reducir las emisiones, evitar impactos adversos en la biodiversidad y cuidar los recursos naturales como el agua potable.
Otro desafío será mejorar el acceso al financiamiento para la actividad minera, conectar las zonas mineras con los principales corredores exportadores, reducir los plazos administrativos y garantizar la redistribución justa de los ingresos por regalías mineras para apoyar el crecimiento socioeconómico e industrial y perseguir la corrupción.
Encadenamientos productivos
La Olade también apuntó a desarrollar encadenamientos productivos en las zonas mineras para instalar nuevas economías y oportunidades, de modo que esas áreas tengan una segunda vida cuando se cierre la mina.
El secretario ejecutivo de la Olade, el chileno Andrés Rebolledo, comentó que «hablar de minerales críticos y estratégicos en la transición energética pone de relieve el rol de América Latina y el Caribe en el contexto de la transformación del sector energético en el mundo».
«Sin América Latina, es difícil conseguir una transición global, dada la relevancia estratégica que tienen estos minerales críticos en las distintas tecnologías que son protagonistas en las transición energética en el mundo», conluyó Rebolledo.
El Universal