Pan Li es una de las decenas de miles de prostitutas detenidas en China que han tenido que pasar un periodo de cárcel a sus expensas en el poco conocido sistema penitenciario dirigido contra las meretrices y sus clientes. «Se supone que el sistema se dirige a reformar a la gente; pero de hecho lo que hacen es sacar dinero a las prostitutas», dice, en el artículo que publica el diario británico «The Guardian».
Pan Li fue detenida en un centro especial durante meses, sin cargos ni juicio, forzada a trabajar siete días a la semana sin salario alguno, y obligada a pagar por su alojamiento.
El régimen comunista chino anunció hace poco su decisión de cerrar los «campos de reeducación», las cárceles por las que han pasado decenas de miles de disidentes políticos. Pero otros modelos penitenciarios como el dirigido al mundo de la prostitución se mantienen en vigor, e incluso se van a ampliar, según acaban de denunciar ONG de derechos humanos.
Miles de chinos están aún detenidos en centros de un sistema penitenciario paralelo conocido como «custodia y educación», controlado por funcionarios y no por jueces. A diferencia de los prisioneros por delitos comunes, o por delitos de opinión, los detenidos en esos centros tampoco son juzgados y son obligados a pagar su estancia en la cárcel.
Fuente ABC