En el Partido Socialista Unido de Venezuela tienen una peculiar manera de escoger a la directiva. Nicolás Maduro dice los nombres y en menos de cinco segundos, «con la señal de costumbre», todos son reelectos “por unanimidad”. Libre Dios que alguno de los asistentes al congreso oficialista se le ocurra proponer un candidato distinto o siquiera insinuarlo. El debate, aunque digan que lo hubo, fue nulo. Así, entonces, el sucesor que Chávez designó a dedo fue ratificado en el cargo y Diosdado Cabello en la segunda posición.
Esto no es novedad, como tampoco lo son las cuotas de poder que se repartieron entre los hermanos Rodríguez, la primera combatiente, el gobernador de Miranda y los mismos de siempre. Con este proceder quedan en claro varios aspectos. El primero, que no hay chance para nadie más que desee aportar algo al partido oficialista. Básicamente, no hay corrientes, nuevas propuestas, debates ni discusiones, aunque sí se puso el “ejecútese” a un código de honestidad, disciplina y ética. Allí la palabra clave es “disciplina”, como si fueran soldados, no militantes de una organización que supuestamente “escucha la voz del pueblo”. ¡Qué nadie se resbale, pues!
Los que están agarrados al coroto en Miraflores son los mismos que dirigen el PSUV, “el verdadero chavismo”, lo llama el líder de la tolda, con lo que hace una advertencia velada a los que se declaran “no maduristas”. Y he allí la segunda conclusión. El congreso del partido rojo rojito sirvió para ratificar las reparticiones que se hacen en la cúpula. Es más que evidente que hay dos bandos, pero la sangre no ha llegado al río. Han logrado momentáneamente el equilibrio entre las cuotas de poder y otros beneficios para que la organización no implosione.
Pero con el código de “disciplina y ética” puede comenzar la persecución de unos y otros con la excusa de la lucha anticorrupción. Aunque hay que estar claros, si nunca han actuado contra ese flagelo, ¿van a empezar a hacerlo ahora, después de más de 20 años en el gobierno? Sencillamente agarrarán a los más tontos para mandar mensajes a los peces gordos que no entren en el redil (o en las redes).
Les dio ahora por luchar contra las “mafias” de los hospitales, la gasolina y la chatarra, pero Maduro nada dijo sobre el narcotráfico o la extracción ilegal de minerales. Harán anuncios estruendosos como el del alcalde preso por lo del combustible solo para efectos propagandísticos y después se olvidarán del código hasta que alguno de otro bando se convierta en una piedra en el zapato.
¿Los asistentes al congreso sabrán lo que vale para la directiva su opinión? El que crea que el PSUV es un partido político democrático es tiempo de que vaya despertando del sueño. Es más una pantomima para repartir cargos y poner a los amigotes en donde puedan beneficiarse. Pero eso sí, que no se les olvide que el perdonavidas es Maduro y que Cabello lo persigue con un mazo… ¿o más bien un serrucho?
Editorial de El Nacional