Las narices artificiales: el secreto para fabricar alimentos exitosos

Las narices artificiales: el secreto para fabricar alimentos exitosos

En Charlie y la Fábrica de Chocolate, Roald Dahl nos deleitó con productos de confitería que muchos morirían por probar -desde ríos de chocolate hasta interminables chicles-bola (Gobstopper), un tipo de caramelo que no sólo cambiaba de color y sabor, sino que, además, nunca se hacía más pequeño.

 

 

Crear la perfecta barra de chocolate o el chicle que nunca pierde sabor es el sueño deseado de los fabricantes de la industria alimentaria.

 

 

Ahora, gracias a una tecnología que permite nuevas formas de analizar los alimentos, los confiteros de todo el mundo podrían tener la oportunidad de crear estas delicias.

 

 

El gigante norteamericano Mondelez, que gestiona marcas como Cadbury’s, Oreo y Kenco, acaba de instalar una nariz artificial en su central británica, con la cual espera poder «olfatear» nuevas formas de crear productos, tal vez inspirados en elchocohólico Willy Wonka.

 

 

La máquina, instalada en Reading, sur de Inglaterra, tiene un sensor olfativo muy sofisticado, capaz de identificar los compuestos que conforman diferentes productos alimenticios –en el caso del chocolate, más de 40.

 

«Siempre ha sido posible medir los componentes, pero ahora, por primera vez, podremos analizar cómo interactúan unos con otros en tiempo real», explicó Alex Webbe, Director Senior en el Centro de Investigación de Ciencia Global y Tecnología de Mondelez International.

 

 

 

5 claves sobre las narices artificiales:

 

Permiten identificar los compuestos orgánicos volátiles de los alimentos.

 
Imitan el sistema olfativo humano, a través de técnicas de aprendizaje automático.

 
Analizan los alimentos, pero no la forma en la que estos son procesados a nivel humano.

 
Funcionan a través de sensores químicos.

 
Se comercializaron por primera vez en 1950.

 

 

Queso y chocolate

 
Cuando la «nariz artificial» recibe una porción de chocolate para olfatear, puede elegir entre dos componentes clave –un elemento relacionado con el queso, normalmente no asociado con el chocolate, y el tradicional sabor a cacao.

 

 

A medida que los distintos componentes atraviesan un sistema artificial de proceso alimentario, estos son monitoreados a través de un ordenador, el cual ofrece una suerte de «firma digital» para el chocolate.

 

 

Los científicos pueden entonces observar cómo el sabor a queso se disuelve en el agua, mientras que el de chocolate es «masticado», dando paso al familiar sabor a cacao.

 

 

Pero, ¿qué es lo que aporta realmente esta particular «digestión» del chocolate?

 

 

Una de las conclusiones fue el chocolate se disfruta mejor a «temperatura ambiente», afirmó Webbe.

 

 

Sin embargo, no se trata solamente del sabor. «A algunas personas les gusta la textura del chocolate nada más sacarlo del frigorífico».

 

(Leer más) BBC

 

Fuente: BBC

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