La noticia de la semana es que la inversión directa extranjera en Venezuela cayó 54% en el primer semestre del año versus el mismo período del año pasado, según números de la Cepal. Es una cifra importante. Nadie quiere invertir en el país, que no sean algunas petroleras y con aseguraciones específicas.
Lo cierto del caso es que a Venezuela le está costando mucho pagar su deuda externa e interna. El precio del petróleo sufrió esta semana una caída por debajo de los 76 dólares el barril, lo que hace estimar que los ingresos en divisas, de continuar este comportamiento, no serán suficientes para manejar los compromisos internos y externos de la nación, especialmente si se calcula en 60 dólares el barril para el presupuesto nacional del año 2015.
Habrá que ver si el presupuesto para el 2015, calculado en 741 mil 708 millones de bolívares, podrá cubrir los gastos del gobierno, si estimamos que el presupuesto, durante el año 2014, valorado en 60 dólares el barril (la cesta petrolera venezolana promedia en 2014 alrededor de 96 dólares el barril) mantiene un diferencial por encima de 36 dólares el barril, lo que ha permitido o soportado la aprobación de alrededor de 400 mil millones de bolívares en créditos adicionales.
Vale preguntarnos si con un diferencial ahora mucho menor entre el precio petrolero fijado en el presupuesto 2015 y las estimaciones de un cesta petrolera entre 80 o 70 dólares el barril, ¿de dónde saldrían los recursos para soportar los créditos adicionales? ¿Sobre quién recaería el mayor endeudamiento interno?
No hay duda que se vislumbra un importante déficit en el balance y presupuesto para el 2015. Y mucho más si estimamos los altos niveles de inflación del país que no dejarán de estar presentes el año entrante y que presionará las exigencias de recursos adicionales. ¿Saldrán estos de una nueva devaluación o actualización del tipo de cambio? ¿Seguirá el financiamiento monetario impactando la inflación dado que es expansión monetaria sin respaldo productivo?
Lo lógico sería pensar que al gobierno no le quedará más alterativa que ajustarse a la realidad de los precios internacionales, por ello debería sincerar sus gastos a sus ingresos.
Pero la mayoría de las veces las razones políticas son las que predominan sobre las razones económicas, lo cual permite estimar que Venezuela tendrá un déficit fiscal muy amplio para el año 2015, por ello, entre otras razones, hay muy pocas empresas dispuestas a invertir en Venezuela, especialmente si no le asignan divisas para retribuir una parte de sus ganancias a sus casas matrices.
La poca oferta de divisas ha hecho que el gobierno esté facilitando los mecanismos para que los ciudadanos utilicen sus propias divisas para traer vehículos (muy probablemente abran la puerta en el futuro a la importación de otros bienes o enseres), restándose el gobierno obligaciones en divisas que tendría que atender, pudiendo de esta manera liberar algunos fondos para cubrir las múltiples necesidades de dólares presentes en el país.
En fin, de los precios del petróleo dependerá el alivio o la profundización de la crisis económica del país.
Fuente: Bnca y Negocios