El sino con el que comenzó el comandante muerto su mandato persigue a los inútiles que se aferran a Miraflores. En aquel año 1999 la vaguada arrasó con La Guaira y otras poblaciones y todavía muchos de los afectados siguen penando porque el recién estrenado presidente nunca hizo lo suficiente. Sin mencionar la pérdida de familiares y amigos.
Gracias a Dios no se ha vuelto a repetir nada de esa magnitud, pero cada vez que llueve en cualquier parte del país, la gente se asusta, y mucho, porque sabe que lo que pierda no podrá recuperarlo, mucho menos si es la vida de un ser querido. Roguemos porque eso no suceda más. Sin embargo, no son los ciudadanos los culpables de estas tragedias.
En estos últimos días las redes sociales se han llenado de videos grabados en barriadas y pueblos, en el interior del país y también en el área metropolitana. Caracas no ha sido la excepción, pues hace ya tiempo que eso que exigía Chávez de que la capital debía estar como una tacita de plata ya no es un mandato.
Y ha sido mucha la introducción para decir lo que es obvio. La responsabilidad de la formación de lagunas, desbordamiento de ríos y de la acumulación de agua que baja por veredas, escaleras, calles y avenidas es la de un gobierno que existe solo en el nombre, pues no se ocupa de sus tareas. Piensan que ejercen el poder porque viven todo el día en las redes sociales diciendo tonterías y alguna que otra burralidad, pero no se ocupan de su trabajo.
Hace tiempo que el mantenimiento de avenidas y autopistas fue retirado de la potestad de los gobiernos locales, pero no se sabe para qué, porque el central es incompetente hasta para acometer el debido mantenimiento de torrenteras, desagües y recolectores de agua. No se han enterado de que el clima en este país es cambiante y que todo eso debe limpiarse con regularidad para que cuando vengan las lluvias no se tapen y causen inundaciones.
Tampoco los gobiernos locales hacen mucho. Aunque no es de su competencia, podrían tener la iniciativa, si se supone que lo que buscan es el bienestar de los ciudadanos que dicen gobernar. Pero ni siquiera porque están entrando en una campaña electoral se ponen a trabajar. Les viene mejor gastar los recursos en pintar murales con sus nombres o los de los mandamases de Miraflores.
Y al final, aunque les prometan un apartamento de esos que parecen una caja de fósforos de la Misión Vivienda, con eso no solucionan ningún problema a los afectados por su propia ineficiencia.
Editorial de El Nacional
