Las Fuerzas Armadas de Zimbabwe tomaron el poder y detuvieron en arresto domiciliario al presidente Robert Mugabe, el histórico dirigente independentista que gobierna el país africano desde hace casi cuatro décadas.
Al mismo tiempo los militares lanzaron una ofensiva contra el entorno político del mandatario, que quedó disperso y sin capacidad de reacción.
Todo configura un golpe de Estado, pero los jefes del Ejército buscan evitar categorizarlo con ese estigma. El general Sibusiso Moyo dijo en la televisión estatal que «No se trata de una toma del gobierno por militares. Nuestro objetivo son criminales del entorno”.
“Buscamos superar la cada vez peor crisis política, social y económica. No bien cumplamos con nuestra misión, esperamos que la situación regrese a la normalidad”.
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REPORTE JULIO ALONSO