Conforme avanza la carrera presidencial ambos han aumentado sus ataques, especialmente tras el resultado estrecho en Iowa.
Tras los caucus (asambleas locales) de Iowa que se realizaron el lunes, donde la precandidata demócrata Hillary Clinton ganó por un estrecho margen (49,9%) al senador por Vermont, Bernie Sanders (49,6%), los ojos están puestos en la segunda parada de las internas en el camino a la Casa Blanca: New Hampshire.
Las primarias, que se realizarán el martes, son una prueba crucial para ambos candidatos. Según analistas, Sanders necesita triunfar en ese estado para que no finalice su campaña, ya que éste es el único sitio donde le saca una amplia ventaja a la ex jefa de la diplomacia estadounidense. El senador por Vermont lidera la contienda en New Hampshire por un 58% de apoyo, versus un 38% de la ex primera dama, según una encuesta de la Universidad Quinnipiac. Y para Clinton, ganar en el “estado granito” significaría un paso más para consolidarse como la alternativa demócrata.
No obstante, el casi empate de Clinton con Sanders en Iowa provocó que el equipo de la campaña de la ex secretaria de Estado se trasladara casi por completo a New Hampshire. De acuerdo a la radio pública de ese estado, Clinton instaló a 150 personas de su equipo de Brooklyn allí, a pesar de que muchos dicen que se debería enfocarse en los siguientes sitios en las primarias, ya que la contienda del martes está prácticamente perdida. New Hampshire es vecino de Vermont, del cual Sanders es senador desde 2007, por lo que sus habitantes lo conocen. El político, quien al igual que Clinton viajó horas después de los caucus hacia New Hampshire, también ha realizado una intensa campaña en este lugar.
Rivalidad
A principios de la campaña ambos rivales demócratas habían optado por no atacarse mutuamente. Incluso Sanders defendió a Clinton en un debate cuando le preguntaron acerca del escándalo por la utilización de su correo personal cuando era secretaria de Estado. Pero conforme avanza la contienda, el tono de ambos ha cambiado. La pelea en Iowa marcó el fin de la cordialidad que habían mantenido hasta el momento, lo que se vio reflejado el jueves, en el primer debate de ambos tras la salida de Martin O’Malley de la contienda.
Allí, la ex secretaria de Estado cuestionó los planes del senador por Vermont de su propuesta de sistema de salud, además de su plan de educación universitaria gratuita y sus opiniones sobre política exterior. Por su parte, en un tono encendido, Sanders acusó a Clinton de representar al establishment y le recordó su voto a favor de la invasión de Irak en 2002. Además, afirmó que la ex primera dama recibió dinero del banco Goldman Sachs para su campaña.
El senador dijo que es el “único aspirante demócrata” que no recibe millonarias donaciones “de Wall Street y los grandes bancos”. Esto, ya que la campaña de Clinton ha recibido US$ 15 millones por parte de bancos nortemericanos, y otros US$ 8 millones del multimillonario George Soros. Wall Street se ha convertido en una de las estrategias de Sanders contra Clinton; en constantes ocasiones el senador la ha criticado por su relación con organismos financieros y le ha dicho que representa a Nueva York.
Además, Sanders puso en duda la línea progresista de Clinton. Pero según ella, con la definición de Sanders “no habría casi ningún otro progresista salvo usted en el Partido Demócrata. Ni siquiera Obama, porque recibió donaciones importantes”, dijo Clinton.
La ex jefa de la diplomacia norteamericana ha enfocado su estrategia en aproximarse a Obama y su legado para alejar a su rival. Clinton ha apelado a la gestión del mandatario y ha prometido ampliar sus hitos en la Casa Blanca cuando el Presidente la abandone en enero de 2017. Ha defendido el sistema de salud, Obamacare, y ha cuestionado la lealtad de Sanders hacia el mandatario. Obama es uno de los políticos demócratas más populares, por lo que a Clinton le convendría tener su apoyo.
Fuente: Agencia