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La verdad y los riesgos

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La verdad y los riesgos

 

 

Un grupo de periodistas venezolanos —Víctor Amaya, Ronna Rísquez, Sheyla Urdaneta, Lorena Meléndez y César Batiz— tuvieron el privilegio, no se puede llamar de otra manera, de compartir días, charlas, caminatas y comidas en Bogotá con el periodista estadounidense Martin Baron, editor ejecutivo de The Washington Post entre 2013 y 2021. En su vasta trayectoria periodística que comenzó en los años setenta, Baron acumuló 17 premios Pulitzer, el máximo galardón a la prensa en su país.

 

 

La fama de Baron entre nosotros se debe a la película Spotlight (2015), que cuenta la historia del equipo de investigación del diario The Boston Globe para poner al descubierto el enorme escándalo de abusos sexuales cometidos durante décadas por sacerdotes católicos en la capital del estado de Massachusetts. Baron era el director de la publicación y quien puso sobre la mesa la pesquisa cuyos resultados conmocionaron —sus repercusiones aún no cesan— a la Iglesia Católica.

 

 

Luego llegó a The Washington Post, cuando el multimillonario Jeff Bezos, dueño de Amazon, adquirió el diario que Katherine Meyer Graham había elevado a la cúspide en los años setenta con la cobertura de los famosos casos de Los Papeles del Pentágono y Watergate: el primero para hacer pública documentación secreta sobre la implicación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam y el segundo para seguir la trama oculta e ilegal del gobierno de Richard Nixon de espionaje y presiones políticas a sus adversarios que llevó a la renuncia del mandatario.

 

 

Cosas que solo ocurren en aquellas naciones donde una prensa libre —aunque hubo fuertes presiones— puede enfrentar al poder, hacer que rinda cuentas y contribuir al fortalecimiento de las sociedades democráticas. Durante su tiempo en el legendario Post, Baron afrontó los acelerados cambios en el periodismo como consecuencia de la expansión de Internet y el muy movido y controvertido período de Donald Trump en la Casa Blanca.

 

 

Baron admite que el periodismo está en crisis por la coincidencia de varios factores: el cambio del modelo de negocio en la era digital, la difusión de falsedades y teorías conspirativas sin raíces en la realidad, el empeño, siempre persistente, de los poderosos por sacar provecho comercial o político, o ambos, y la polarización de las sociedades en casi todo el mundo.

 

En ese contexto, la verdad suele naufragar y eso, la búsqueda de la verdad, es la esencia del oficio periodístico. «Hay que encontrar una manera de difundir la verdad y ganar la confianza de los lectores y es más difícil hacerlo en esta era que en el pasado», le contó al grupo de periodistas venezolanos que asistieron al Programa Intensivo de Editores de Connectas, cátedra que lleva el nombre de Martin Baron.

 

 

A pesar de su inmensa experiencia y de los altos cargos que ha ocupado, Baron no se considera la mejor persona para aconsejar cómo debe actuar el periodista en ambientes amenazantes, restrictivos y violentos, como el caso venezolano y de otras naciones latinoamericanas. «No he experimentado las mismas condiciones que ustedes (…) cada medio, cada periodista debe evaluar los riesgos y tratar de difundir la información, los hechos. Pero si un periodista fuera encarcelado no podría escribir otros artículos (…) Les toca tomar las decisiones y cómo hacer los malabarismos necesarios».

 

Editorial de El Nacional

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