La Verdad: El ataque verbal de Maduro

La Verdad: El ataque verbal de Maduro

 

Expertos analizan para La Verdad el alcance del discurso «radical» del Presidente de la República. “Maduro está en campaña descarada”, confiesa Cañizález, quien asegura que el mandatario comenzó a hacer promesas para ganar las parlamentarias
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, en uno de sus programas.

 

 

«¿Están dispuestos a tomar un fusil y defender la patria con su propia vida?», preguntó Nicolás Maduro a los trabajadores de las empresas básicas de Guayana que asistieron el pasado 16 de abril a la Central Hidroeléctrica Francisco de Miranda, mejor conocida como Caruachi, donde se instaló el Consejo Presidencial del estado Bolívar.

 

 

No era la primera vez que, en cadena nacional, el mandatario retaba a sus simpatizantes a manifestar lealtad por el proceso de la manera más radical: gritando a todo pulmón que estaban dispuestos a morir por el socialismo del siglo XXI, que son ese ejército civil armado del que tanto ha presumido la denominada revolución bolivariana.

 

 

Andrés Cañizález, periodista e investigador, que tiene más de una década analizando el discurso presidencial, recuerda que el mensaje polarizado de Maduro no es nuevo en el chavismo y está dirigido a los más comprometidos con el proceso. «Desde hace 15 quince años el chavismo está diciendo que va a salir a las calles. Cada vez que hay una elección repite la historia de que no los van a sacar del poder y, al final, las veces que han perdido, no les queda otra que reconocer la derrota».

 

 

El profesor universitario de la Ucab sostiene que Maduro radicaliza su discurso porque políticamente a su partido le ha ido mejor en los contextos polarizados. «Lo importante para ellos es intentar mantener a la base de apoyo que todavía cree en su proyecto político. Y a esa base le da un relato de una guerra inminente, con un discurso guerrero que alimenta una cierta fantasía de que estamos al borde de una confrontación. Probablemente estamos al borde de un estallido social, pero eso es otra cosa, algo que ningún factor político podría estar capitalizando o coordinando. Son cosas espontáneas».

 

 

El alcance de las palabras

 

 

Carlos Delgado Flores, director del Centro de Investigación de la Comunicación de la Ucab, coincide con Cañizález en que el discurso presidencial está enmarcado en la línea discursiva que han tenido los mandatarios venezolanos en los últimos años. «Lo único es que ahora tiene ribetes éticos por la petición de que tomen un fusil, la guerra económica, el imperialismo, entre otras».

 

 

A pesar de que se trata de una práctica usual en el chavismo, la provocación verbal de Maduro, desde el punto de vista de Cañizález, tiene un impacto limitado porque, en la coyuntura actual, la población está preocupada por situaciones que afectan su vida diaria, como el mercado y cómo hacer para que el salario alcance.

 

 

«El ciudadano tiene estrés. Eso es básicamente lo que genera esto», añade Delgado Flores, quien no cree que este discurso provoque una matanza entre oficialistas y opositores. «¿Cuáles son los temas de agenda pública? Desabastecimiento, inseguridad y alto costo de la vida. Los tres son desmovilizadores en términos de acción social como objetivo. Nadie puede asegurar que la gente vaya a salir a defender la revolución con un fusil, pues habría que ver el tamaño del ataque y si, en efecto, hay un ataque».

 

 

El discurso que busca votos

 

Todo tiene un fin electoral. Así se ha movido históricamente el chavismo. Andrés Cañizález cree, incluso, que el Ejecutivo va a profundizar ese discurso polarizado para mantener de su lado a los más radicales y estos voten, de nuevo, por el oficialismo en las próximas parlamentarias. A su juicio, el chavista light o por conveniencia no está encontrando en estos momentos argumentos como en el pasado para mantenerse en el proceso y le está achacando al Gobierno problemas como el del desabastecimiento y la inflación.

 

 

“Maduro está en campaña descarada”, suelta Cañizález, quien asegura que el mandatario ya comenzó a hacer promesas que no va a cumplir, como la construcción de un millón de viviendas. “En el mejor año de la revolución se hicieron 180 mil casas y no puede dar un salto así en medio de la crisis que vive el país, donde se pronostica una caída del siete por ciento del PIB. Materialmente hablando, es imposible hacer 10 veces más de lo que se ha hecho en el mejor de los casos. Eso es mentira”, añadió el investigador, quien reconoce que se trata de un tema discursivo de los oficialistas, que están enfocados en ganar las elecciones e intentan sacar rédito de sus falsasexpectativas.

 

 

Radicalizar la revolución 

 

“Vamos a ponernos las pilas, compañeros ministros, vamos a actuar con mano dura, directa. ¡No creamos en la burguesía! ¡No creamos en la burguesía! ¡Vamos a radicalizar la revolución! Ya basta”. Con ese mensaje llegó Maduro a Venezuela el pasado 13 de abril después de su visita a Panamá para participar en la séptima Cumbre de las Américas.

 

 

Después de esa declaración, los ciudadanos se preguntaron en las redes sociales qué más podría radicalizar el socialismo del siglo XXI. “Hay cosas que se pueden radicalizar”, respondió Cañizález. “Podrían estatizar todas las redes comerciales privadas, cerrar los medios de comunicación que siguen abiertos. Sin embargo, para mí esa radicalización es verbal. La idea de decir que van a radicalizar es un circo para el sector radical que sí cree que Maduro derrotó a Obama en la Cumbre”.

 

 

Delgado, por su parte, afirmó que el Gobierno va a radicalizar lo que ya tiene en planes, “que es la aplicación de Plan de la Patria, que de por sí supone una constitución paralela, que, entre otros objetivos, incorpora dentro la declaración de políticas públicas, la declaración del estado de excepción sin declaratoria. ¿Qué significa eso? Control administrativo más fuerte, control castrense y represión, que son las medidas que toma un régimen cuando los niveles de aprobación de la gestión son exageradamente malos, como este”.

 

 

Maduro obligado 

 

 

La mayoría de los discursos que hace el presidente Nicolás Maduro son en cadena de radio y televisión. Para algunos analistas esto es un abuso de poder y viola la Constitución venezolana. Según la cuenta de Twitter de Cadenómetro, que contabiliza las horas que el mandatario utiliza los medios públicos para transmitir un mensaje, Maduro se ha encadenado, desde que asumió el poder hasta marzo de 2015, un promedio de 32 minutos, 28 segundos diarios.

 

 

Fuente: La Verdad.com

Por Leopoldo Márquez / Maracaibo / noticias@laverdad.com

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