¿A quién quieren engañar? ¿A quién quieren comprar? El buque que zarpó de costas venezolanas con destino a San Vicente y las Granadinas es un show. No hay otra manera de llamarlo. Es un show porque Venezuela no tiene para regalar ayuda humanitaria, más bien la mayoría de la población está pidiendo auxilio. Pero allí va el régimen, solidario con los vecinos, los que siempre le han abierto las puertas al sucesor de Chávez y a su primera combatiente.
¿Por qué no muestran esa diligencia y esa eficacia para socorrer a los miles de venezolanos que mueren de hambre diariamente por una crisis humanitaria que ellos mismos crearon? Ellos han sido más letales que la erupción de un volcán en una pequeña isla. ¿Acaso los lectores se olvidan de que en 1999 el propio comandante muerto rechazó la ayuda que ofreció Estados Unidos para los damnificados y la reconstrucción de Vargas? ¿Y cuál fue el resultado?
Para los que insistan en que este editorial es exagerado, basta con que se analice la respuesta que dio el presidente del parlamento rojito a Fedecámaras: la única autoridad en materia de salud es el régimen. Es decir, que nadie venga con planes para salvar vidas, porque los únicos que pueden hacerse los héroes son ellos… ¿o los asesinos?
El gremio de empresarios sabe que si no se inmuniza a los trabajadores pronto el país se paralizará por completo. No se puede obligar a los venezolanos a salir de sus casas si saben que corren peligro y no hay nadie que los asista. ¿Y quién impuso esa condena de muerte? La única autoridad en materia de salud que tiene el país, de acuerdo con el número dos: el régimen.
Menos mal que lo aclara, que lo dice a los cuatro vientos, por si a alguien le queda alguna duda del odio que sienten estos usurpadores del poder hacia los venezolanos. El psiquiatra, pareciera, quiere seguir vengando la muerte de su padre con la vida de millones de inocentes y nadie alza la voz para detenerlo, más bien le aplauden la decisión.
Eso quiere decir que con la misma mezquindad que han demostrado durante más de 20 años, rechazarán cualquier ayuda o iniciativa para vacunar a los venezolanos. Solo reciben mascarillas y guantes de China y de Rusia, como si con eso se fuera a detener la pandemia. Pregúntenselo a los familiares de los 460 médicos y personal de salud que ha muerto por su maldad.
Tanto odio en contra de la población indefensa no tiene justificación, pero sí explicación. Se sienten a salvo porque ahora cuentan con el respaldo de militares que desconocen la Constitución, las organizaciones guerrilleras colombianas que operan en el país y los colectivos que están mejor armados que los cuerpos de seguridad. Pero no importa el tiempo que transcurra, deberán pagar por tantos crímenes cometidos. Eso no lo duden.
Editorial de El Nacional