No soy fan de los productos light, lo confieso. Y lo digo aunque sé que esa etiqueta suele ser sinónimo de bajo en grasas. Me explico: cuando quitan la grasa a un producto, pierde esa cosa tan sensual que se llama palatabilidad (“cualidad de ser grato al paladar un alimento”, según la RAE). Dicho de otro modo, el producto sabe fatal y es mucho menos apetecible. Solución del fabricante: añadirle azúcares, sal, espesantes (como harinas y féculas) y otros aditivos para devolverle el ‘sex appeal’ perdido.
Es verdad que las grasas tienen 9 calorías por gramo; que el azúcar, las féculas o las harinas blancas (hidratos de carbono refinados) tienen solo 4, y que sustituir las grasas por los mismos gramos de hidratos reduce calorías. Lo que no te dicen las etiquetas es que, por esas cosas del metabolismo, las dietas ricas en hidratos refinados favorecen la obesidad, la resistencia y la insulina y la diabetes.
Resumiendo, que prefiero tomar la versión original. Si te preocupa el colesterol, lo de “bajo en grasas” tampoco es la solución, porque es el tipo de grasa y no la cantidad lo que importa.
En tu caso, hay dos tipos de grasas que te convienen: las monoinsaturadas (en el aceite de oliva virgen o los aguacates), que reducen el colesterol malo y aumentan el colesterol bueno; y las omega-3 de cadena larga (en pescados y mariscos y en suplementos y productos funcionales con omega-3 de pescado), que al reducir la inflamación silenciosa crónica que deteriora las arterias, evitan ataques cardiacos e ictus.
Ya en el supermercado, hay una costumbre muy interesante, y es leer la lista de ingredientes de los productos y mirar que no estén cargados de azúcares, sal, espesantes o aditivos.
Otra buena idea es mirar si una ración del producto light o bajo en grasas no tiene realmente más calorías que la misma ración de la versión original.
Volver la vista a los productos naturales es otra buena idea. Por ejemplo, una patata mediana asada al microondas con un hilo de aceite de oliva virgen y sal marina tiene menos calorías y es más sana que una bolsa de patatas fritas.
Si quieres algo saludable con pocas calorías, esta receta que se prepara en pocos minutos puede ser un recurso estupendo: rueda de verduras con queso y salsa de tomate picante.
Cubre un plato liso con rodajas de calabacín, berenjena, tomate, cebolla y pimiento. Salpimenta y riega con un hilo de aceite de oliva. Mete al microondas hasta que todo esté blando (unos 4 minutos). Saca el plato y cubre las rodajas con un poco de salsa de tomate picante y un poco de emmenthal rallado y vuelve a meterlo al horno. Sácalo cuando se derrita el queso (unos 2 minutos). Espolvorea con un poco de orégano y sirve.
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