A la pobre Venezuela, que ha sufrido con creces la ineptitud de quienes la han gobernado en los últimos 20 años, ahora le toca recibir un golpe duro de la naturaleza. Apenas ha caído la mitad de las ondas tropicales que el Instituto de Meteorología e Hidrología tiene pronosticadas para la época y ya comenzamos a llorar a los fallecidos.
La situación es peor en los estados andinos Mérida y Táchira, en donde las lluvias han sido extremadamente fuertes y los pueblos están padeciendo las consecuencias. Tovar, El Vigía, Santa Cruz de Mora y otras localidades están llenas de lodo y piedras. El gobernador de Mérida, Ramón Guevara, informó de 15 fallecidos, pero podrían ser más.
Nicolás Maduro declaró la emergencia y aprobó los recursos necesarios para atender a los 11 estados que han tenido problemas con las precipitaciones. Eso hay que aplaudírselo, sobre todo si el dinero para el auxilio de las comunidades efectivamente llega. Pero como los rojitos no pueden dejar la política de lado, ni siquiera por el más alto interés del bienestar de la población, metió de inmediato en el problema al denominado “protector” de Mérida. Se trata de una figura muy oportuna para los chavistas, pues con esto han desviado por años recursos de los estados en donde los opositores manejan el poder local.
Por eso es que el gobernador Guevara lo dijo claramente: “Hay que buscar canales de entendimiento, no importa quién ponga más o menos. Lo importante es que entre todos vayamos avanzando”. Y lo advirtió porque cientos de kilómetros de vías están obstruidas, los pueblos quedaron incomunicados sin telefonía, no hay electricidad, y todo eso requiere dinero que ni las alcaldías ni la gobernación tienen. Hay que recordar que son comunidades predominantemente agrícolas que ya habían sido afectadas por la falta de gasoil para sacar sus siembras adelante; ahora se les suma el problema de las carreteras tapiadas por derrumbes.
También hay que agradecer la acción inmediata de la Iglesia y de la organización Cáritas, porque mientras la burocracia chavista se pone a trabajar, hay que socorrer a los cientos de personas afectadas. Ya hay centros de acopio que manejará la Arquidiócesis de Caracas para reunir ayuda, ojalá que no les pongan trabas.
Todo esto lo que quiere decir es que no hay tiempo para discusiones de quién manda aquí, lo importante es auxiliar a los necesitados y prepararse para lo que viene, pues se pronostican más tormentas. Si esto no se tiene claro, indudablemente que una vez más los que sufrirán las consecuencias, no solo de las lluvias sino de la mezquindad de algunos, será la población.
Editorial de El Nacional