La retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear iraní proclamada por Donald Trump y la escalada militar entre Irán e Israel anuncian una nueva dinámica estratégica en Oriente Medio, que aumenta los temores de un conflicto mayor.
Mientras que varias potencias mundiales buscan salvar el pacto destinado a garantizar el carácter no militar del programa nuclear iraní, otros países como Israel y Arabia Saudita acogieron con satisfacción la decisión de Trump.
Alianza «contra natura»
Israel y Arabia Saudita tienen una misma obsesión: impedir que Irán se convierta en una potencia regional que amenace, en el caso del primero, su seguridad, y del segundo, su liderazgo en Oriente Medio.
«Esto resulta en una coalición un poco contra natura», a la que se ha unido Donald Trump, estima Denis Bauchard, experto en Oriente Medio en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri) en París.
Para Agnes Levallois, vicepresidenta del Instituto de Investigación para el Mediterráneo y Oriente Medio (IREMMO), con la retirada del acuerdo y la transferencia de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, «Trump ha decidido satisfacer sin reservar a los israelíes».
El aumento de la presencia iraní en la región, sobre todo en Siria, a las puertas del Estado hebreo, se ha convertido en una línea roja para las autoridades israelíes, y por extensión para Washington.
Por su parte, el joven príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salmán, ambiciona un papel más importante para su país en la región del Golfo y más allá, y no desea que Teherán le robe protagonismo, afirma Hasni Abidi, director del Centro de Estudios e Investigaciones sobre el mundo árabe en Ginebra.
Para Arabia Saudita, unirse a Trump para denunciar un acuerdo que limitaba las ambiciones nucleares de Teherán a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales, era esencial.
El levantamiento de una serie de sanciones económicas impulsó la economía iraní, permitiendo que el país «florezca en el escenario regional e internacional», lo que provocó la preocupación de Arabia Saudita.
Mientras tanto, Israel considera que el acuerdo no garantiza que Teherán no desarrolle armas nucleares, sin contar que en los últimos años ha desarrollado un programa de misiles balísticos de proporciones considerables.
Al atacar el jueves posiciones iraníes en Siria, dos días después de que Trump anunciara que abandona el acuerdo, los israelíes quisieron decir a los iraníes: «Ahora, vayan a casar, dejen de estar presentes en diferentes terrenos y en particular en la frontera con Israel», apunta Levallois.
«Lenguaje de la fuerza»
«Los israelíes han elegido este momento para atacar ya que saben que Irán no puede responder militarmente si insiste en salvar un acuerdo que es muy importante tanto en términos económicos como políticos», explica Abidi.
Desde que Trump llegó al poder, «el enfoque multilateral, la diplomacia, está a media asta» y ha sido reemplazado por «un nuevo lenguaje basado en el uso de la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza», agrega.
Para algunos expertos, como Denis Bauchard, existe además un deseo de desestabilizar al actual gobierno iraní y provocar un cambio de régimen en ese país.
El Estados Unidos de Trump ha elegido «nuevos aliados, que no son los mismos de 1945, las democracias occidentales», señala Abidi.
Si Europa quiere salvar el acuerdo iraní, tendrá que «enfrentarse a los estadounidenses» sobre las sanciones que amenazan a sus compañías que trabajan con Irán y «ser fuertes», señala Angès Levallois.
Entre guerra y paz
«La escalada de las últimas horas nos muestra que se trata verdaderamente de la guerra o de la paz» en Oriente Medio, advirtió el jueves la canciller alemana Angela Merkel.
No obstante, para Abidi, ni Israel ni Irán tienen interés a estar en guerra. «Los israelíes no buscan un conflicto armado que podría eternizarse», señala.
Los iraníes se mantienen «prudentes para evitar una escalada a la que no podrían hacer frente», coincide Denis Bauchard.
Sin embargo, si el acuerdo iraní estalla en mil pedazos y si Teherán retoma su programa de enriquecimiento de uranio y desarrolla el arma atómica, el riesgo de una escalada aumentará considerablemente.
Si eso sucede, se abriría una «caja de Pandora» de la proliferación nuclear, advierten los occidentales. Arabia Saudita ya ha advertido que desarrollaría un arma nuclear e Israel no se mantendrá tampoco con los brazos cruzados.