La primera multa por burkini ha llegado a Niza pocos días después de que el Ayuntamiento se sumara a la prohibición de llevar esta prenda en las playas. El suceso ha ocurrido este martes cuando la Policía interrumpió la tranquilidad de los bañistas para hacer cumplir la ordenanza municipal.
Porras, gas pimienta y esposas por si hicieran falta. Los agentes, preparados, se acercaron a una mujer que descansaba en la orilla con el polémico bañador. Tras su llegada, ella parece deshacerse de una prenda azul, aunque uno de los policías parece tomar notas o emitir una multa en el terreno.
El pasado martes una mujer fue alertada de que no podía acudir con una túnica y un pañuelo en la cabeza a la playa, pero el encuentro no acabó con multa, pese a que le invitaron a alejarse del lugar.
Las autoridades francesas han defendido esta medida ya que aseguran que la prenda“manifiesta de forma ostentosa una pertenencia religiosa, cuando Francia y los lugares de culto religioso son actualmente objetivo de ataques terroristas, puede provocar disturbios del orden público”.
En pleno debate sobre el Islam en Francia, el veto a los burkinis ha comenzado a extenderse en las playas del país, con tres localidades que han prohibido ya ese bañador que cubre completamente el cuerpo de la mujer alegando motivos de higiene y seguridad.
La polémica saltó a principios de agosto cuando se conoció la propuesta de la ONG Smile 13 de reservar un parque acuático cercano a Marsella exclusivamente para mujeres, a las que se les pedía acudir con esa prenda o bien cubiertas. La oleada de reacciones en contra de la iniciativa llevó a la alcaldía de Pennes Mirabeu y a los gerentes del parque a anular el evento en un intento por calmar los ánimos.
La Vanguardia