La tragedia que viven los conductores en las ciudades del interior del país tenía meses que no se veía en las estaciones de servicio con precio internacional que aún funcionan en Caracas. Sin embargo, hace poco más de una semana volvieron a formarse largas filas de vehículos para surtir combustible.
Ya el venezolano, sobre todo el caraqueño, se acostumbró a pagar 0,50 centavos de dólar por litro de gasolina después de un año de puesta en práctica del “esquema de revalorización de los combustibles” implementado por el régimen. Si bien es cierto que ha disminuido considerablemente el parque automotor en la ciudad, también es cierto que el que tiene prefiere pagar en dólares para evitarse las largas pernoctas en las afueras de las gasolineras subsidiadas.
Pero ese suministro constante de gasolina a las estaciones de servicio “internacionales” (como se les conoce popularmente) comenzó a hacerse cada vez menos frecuente. Algunos analistas consideraron que la causa era que las refinerías estaban produciendo gasoil para solucionar el problema del transporte y sobre todo de los trabajadores del campo que han visto perder sus cosechas y sus productos.
Muchas personas se preguntarán por qué no se producen las dos cosas a la vez. La respuesta es sencilla, las refinerías venezolanas, objeto de orgullo nacional en otros tiempos, apenas están trabajando a 30% de su capacidad. Y eso porque el régimen le metió algo de dinerito con esto que han recolectado por vender gasolina en dólares, aunque lo que hicieron fue levantar la capacidad de 10% que tenía el año pasado a la que tiene actualmente.
Se espera que la escasez de diesel se supere por un tiempo con la llegada del combustible iraní. Pero la crisis no será solucionada de manera eficiente, como se lo merecen los habitantes de un país petrolero, pues las refinerías, como se dijo antes, solo pueden sacar la gasolina para cubrir aproximadamente 25% de la demanda de los conductores.
Por esa razón, las interminables colas para llenar los tanques de gasolina vuelven a agregarse a la larga lista de maltratos que el venezolano recibe de este régimen. Una crisis que se ha estado padeciendo los últimos años en el interior del país y desde que comenzó la pandemia en Caracas, pero para quienes no quieren salir de Miraflores es prioritario mantener la capital abastecida, no vaya a ser que se encienda una candelita.
Solo por la magnitud de la destrucción de la industria petrolera venezolana son dignos de pasar a la historia negra de este recurso. Hoy más que nunca tiene sentido que el logotipo de Pdvsa ahora sea de color rojo, que nadie se confunda, esta es su Pdvsa, no la exitosa que consiguieron hace 20 años y que llevaron a la ruina. Tristemente ¡su mayor logro!