Foto: REUTERS / Eastwood y Sandera en la última entrega de los Oscar
Clint Eastwood, a sus 84 años, ha demostrado que está en plena forma en múltiples aspectos de su vida: su prolífico talento sigue dejando grandes películas (la última, «El francotirador»), su prestigio e independencia le permiten posicionarse políticamente sin complejos dentro de Hollywood (es un republicano sin pelos en la lengua, ni siquiera para criticar a los más conservadores) y la edad no ha mermado sus dotes de seductor.
En la última gala de entrega de los Oscar acudió del brazo de su última conquista, una rubia llamada Christina Sandera, 33 años más joven que él. Tras un largo y complicado proceso de divorcio de la periodista Dina Ruiz, con quien estuvo casado durante 18 años y tuvo a su hija Morgan (la última de ocho vástagos de cinco mujeres diferentes), el director, actor y productor presentaba en sociedad a la mujer con la que ahora comparte su vida en su magnífica mansión de 18,5 millones de euros en Mission Hill (California). Se habían conocido en el hotel Mission Ranch, donde Christina trabajaba como camarera. En mayo del pasado año comenzaron a salir y, ahora, ella es una más de la familia.
Agresiones antes de 2003
Sin embargo, una información difundida a los medios está poniendo la nota sórdida en una relación aparentemente perfecta. Según se cuenta en el «Daily Mail», informes policiales recogen varias denuncias de malos tratos y agresión contra su exmarido, un panadero de la localidad californiana de Carmel. Paul Wainscoat, con quien se casó en 2003, la había denunciado incluso antes de su enlace por agresión. Al año de estar casados, una noche Wainscoat volvió a llamar a la policía mientras estaba recibiendo una paliza por parte de Christina. Según el relato del panadero, ella le golpeaba mientras le gritaba: «¿Dónde está mi gato?». La mascota había fallecido poco antes.
El matrimonio acabó en ruptura. Durante el proceso de divorcio, en la documentación presentada por los abogados de Wainscoat se retrataba a Christina Sandera como una alcohólica violenta y compradora compulsiva, que siempre esperaba ser tratada como «una reina». También se detalla cómo, armada con un hacha, destrozó todos los muebles de la casa.
Sandera ha negado su alcoholismo, aunque sí ha reconocido haber pasado por Alcohólicos Anónimos y por una terapia para controlar su ira. Su exmarido también señala que aún le debe dinero de la extravagante y costosísima boda que celebraron y que acordaron pagar a medias, así como un tratamiento odontológico para Christina. En total, todavía le reclama 83.000 euros. «Ella quería ser la novia perfecta, con la sonrisa perfecta en la boda perfecta». Y añade que su obsesión por el lujo y las joyas, así como una estrambótica y carísima luna de miel, le dejó los los bolsillos vacíos. El panadero también señala que, aunque fue él quien denunció a Sandera por agresión dos veces, en ambos casos abonó las costas del juicio y pagó la fianza.
El motivo por el que Paul Wainscoat ha sacado a la luz la basura del pasado no lo aclara, aunque reconoce que verla del brazo de Eastwood le movió a hacerlo: «Todo el mundo puede cometer errores casándose demasiado pronto. Cuando la vi en la alfombra roja de los Oscar, pensé que era feliz. La deseo toda la suerte del mundo».
Fuente: abc.es