A partir de 1960 este nuevo medio de transporte revolucionó el concepto de viaje. Unió culturas, acercó a las personas, pero también creó problemas ambientales. Al aterrizar y despegar, los aviones que vuelan a baja altura dejan escapar en sus estelas sustancias peligrosas. Los jets, especialmente los de transporte supersónico (SST), pueden contaminar la estratosfera con los consiguientes cambios en el clima.
Sus gases de escape contienen agua, dióxido de carbono, óxido nitroso y partículas. Se calcula que una flota de 500 SST volando volando durante varios años podría aumentar el contenido de agua de la estratosfera de un 50% a un 100%, lo cual causaría un aumento de 0,2ºC en la temperatura media de la superficie de la Tierra y daños en la capa de ozono.
Pero acabar con la polución causada por los aviones no es sencillo. Para corregir el problema habría que tener en cuenta complejos factores técnicos, sociales y económicos.