El diccionario (RAE) lo define como una acción involuntaria, más precisamente: “Hacer involuntariamente, abriendo mucho la boca, una inspiración lenta y profunda y luego espiración, también prolongada y generalmente ruidosa. Es indicio de tedio, debilidad, etc., y más ordinariamente de sueño.”
Los bostezos ocurren a todas las edades por igual y también en algunas especies de aves, reptiles y otros mamíferos, como por ejemplo en los perros. Al contrario de lo que comúnmente se cree sobre los bostezos, no están tan relacionados con el sueño sino a la vigilia o al menos así se lo puede traducir de acuerdo a una serie de estudios al respecto.
Si nos detenemos en lo referente a los aspectos físicos, según un artículo recientemente publicado por BBCnews, bostezar produce un enfriamiento en el cerebro, el cual ayuda a que el cerebro funcione mejor. Según la teoría que sostiene que el bostezo se produce como un mecanismo de enfriamiento y regulación del funcionamiento cerebral, es sabido que los bostezos se contagian desde tiempos ancestrales. Para entonces, los bostezos ayudaban a los grupos de vigilantes de nuestros antepasados a mantenerse alerta y detectar el peligro después de varias horas de vigilia y vigilancia.
Por otro lado, en las noticias de Discoverynews, se ha señalado que algunas investigaciones sobre el bostezo han arrojado resultados que han determinado que el bostezo contagioso es un signo de empatía, una peculiar forma de vinculación social. Destaca además que los niños comienzan a desarrollar este comportamiento de contagio a partir de los cuatro años de edad y que en niños con autismo existe la mitad de posibilidades de que el bostezo se contagie.
Los investigadores señalan que el bostezo implica un cierto tipo de vínculo, de comunicación social, por lo que los médicos serían capaces de diagnosticar problemas de comunicación y desarrollo social en niños con mayor facilidad que antes y todo gracias a los bostezos. Aunque como ya había mencionado al comienzo, varias especies bostezan, sólo en los humanos, los chimpancés y en algunas razas de perros, el bostezo es contagioso.
Conocer mejor las características de algo tan simple y tan naturalizado como lo es un bostezo contagioso, puede traer importantes avances al mundo de la ciencia en campos como la medicina y la psicología.
Con información de: Ojo Científico