En 1903, un joven llamado Richard S. Reynolds empezó a trabajar para su tío, el rey del tabaco, R.R. Reynolds. Por entonces los cigarrillos y la picadura se protegían de la humedad con láminas de estaño. Años más tarde creaba una suministradora de papel de estaño para las industrias tabaqueras y confitera. Entonces se fijó en el aluminio, un metal de reciente obtención.
Cuando a finales de los años 20 el precio del aluminio cayó en picada, Reynolds lo adoptó como envoltorio para el tabaco y los bombones. El papel de aluminio comenzó a utilizarse en la cocina, como lo conocemos en la actualidad, a finales de los 40.
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