En el inicio de los tiempos, cuando Internet era un mundo extraño en el que todo se llevaba a cabo mediante consolas y compartiendo archivos, un grupo de jóvenes científicos del CERN (Suiza) se dedicó a lanzar la World Wide Web, conocida mundialmente como “www”.
Ellos esperaban crear una infraestructura necesaria para tener acceso a contenido en varios formatos que estuviera en las computadoras conectadas a esta red y que combinara texto e imágenes.
Estos chicos empezaron a probar este protocolo dentro del mismo CERN, con la red de computadoras que había ahí mismo. Empezaron por usar la infraestructura del CERN para alojar a la naciente Internet.
En una habitación del cuarto piso (la habitación 404) les permitieron poner lo que sería la base central de la red, cualquier petición de ficheros por parte de un usuario era encaminada a esta oficina donde dos o tres personas se encargaban de localizar el archivo manualmente y mandarlo hasta el usuario que lo había solicitado. Todo a través de la red.
¿Pero qué pasaba cuando los chicos de la oficina 404 no podían encontrar el archivo o este no existía? Pues ellos se encargaban de mandar un mensaje que dijera “Room 404: file not found”.
Cuando el Internet se mundializó, el error 404 se siguió manteniendo y hasta nuestros días se puede ver cuando escribimos mal una dirección o cuando la página o archivo que buscamos en Internet ha sido borrado.
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