El dirigente político Claudio Fermín le concedió una entrevista al diario Panorama en donde habló de las elecciones regionales y dio su opinión sobre el futuro político de Venezuela.
Asimismo, habló sobre los cambios en la dirigencia de la MUD: “Siento que esa Venezuela descontenta que se manifiesta en esos diversos espacios sociales no es tomada en cuenta por quienes diseñan las propuestas de cambio y diversas alternativas, de lo que se llama oposición”.
A continuación la entrevista completa:
En lo político, enumeró los errores de ambos polos; pero en los de la MUD, criticó el desprecio a la elección de gobernadores. Mientras que sobre el diálogo expresó:“Hay que asumirlo con seriedad”.
— En un año complejo, en el que los demonios de la inflación están desatados, ¿qué perspectivas hay?
— Quienes proponemos una manera distinta de manejar el país hemos planteado la necesidad de desmantelar el control
de cambio porque a fin de cuentas se ha convertido en un control político, ya admitido por el Gobierno. La segunda propuesta es trabajar para bajar los precios al consumidor.
Lo necesario es propiciar la competencia, a través de líneas de crédito, apoyo técnico y desregular los procedimientos, abrir zonas de libre comercio para que la gente se estimule y haya sobreoferta.
— ¿Cómo califica al papel del Estado en el mercado?
—El Estado venezolano se ha ido diversificando de tal manera que es un Estado ubicuo, porque ha crecido bajo el mito de que es un Estado fuerte. Pero yo quiero decirle al país que nunca, nunca se había tenido en la historia un Estado tan débil, porque no tiene capacidad de respuesta (…). La medida más inmediata, si se quiere reactivar el funcionamiento del país, es acabar con el control de cambio y sustituir el control de precios por una libre competencia por lo que es urgente rediseñar el Estado.
—¿Advierte usted un divorcio entre el discurso opositor venezolano y estos temas?
— Creo que esos cambios que se han hecho en la Mesa de la Unidad Democrática son menores, porque se ha incorporado a personas de solvencias técnicas, profesional que pueden dar insumos o procedimientos más frescos para la toma de decisiones (…). Primero, cambiaron a Aveledo por Torrealba, es decir, cambiaron a un líder político por un comunicador. No es que una cosa sea más que otra, porque son dos funciones distintas; pero ahora cambian al comunicador por cuatro o cinco técnicos, que seguro son muy solventes; pero no tienen entidad política, y con ello tengo que decir, que no comprometen o convocan a ningún sector. Es decir, que el cambio político no lo veo.
Pero qué ha pasado con la MUD, primero sufre de reduccionismo partidista, porque pareciera que donde existe descontento es solo en los partidos políticos, y eso no es verdad. Y dónde están los sindicatos, trabajadores y gremios y asociaciones, estudiantes, pensadores y comunicadores.
Siento que esa Venezuela descontenta que se manifiesta en esos diversos espacios sociales no es tomada en cuenta por quienes diseñan las propuestas de cambio y diversas alternativas, de lo que se llama oposición.
Ese reduccionismo partidista ha producido un encogimiento mayor, porque empezaron 27 o 28 partidos y ahora se denominaban el G-4. Admitían pomposamente que era buena ser menos. La segunda enfermedad que tienen es la de la aristocracia directiva. Hace cinco años realizaban asambleas pero eso se fue desapareciendo y solo se quedan en juntas de directivos y eso es demasiado limitante.
La tercera enfermedad es la inmediatez, porque primero (Leopoldo) López planteó La Salida, no cuestiono las buenas intensiones de nadie, cuestiono las consecuencias de la acción política.
Qué era La Salida, que en dos días íbamos a salir del Gobierno, y eso era mentira.
Luego (Henry) Ramos planteó el año pasado que en seis meses se salía del Gobierno, y también era mentira. Ahora (Julio) Borges y la Asamblea plantean el abandono del cargo, y también era mentira.
Hoy ni hay consulta de base y eso es bastante limitante para el país.
Esa inmediatez ha sido forzada por un fenómeno difícil de sobrellevar, que es el fenómeno de la presión popular.
El país quiere un cambio, entonces a esta dirigencia política le ha parecido demasiado tímido decir la verdad, que es que la salida de Maduro no es este año. Entonces le parece que están traicionando al país al decir la verdad. Ofrecer lo que no pueden cumplir.
La cuarta limitante es que han despreciado las elecciones de gobernadores. En esas 20 gobernaciones, donde hoy priva el clientelismo, donde no hay profesionalismo y no se administran buenos servicios públicos, largas nóminas de activistas, han ido entregando la descentralización. Todo lo aceptan en aras a la obediencia al poder central.
Y la quinta es que hay un gran desierto temático, pero deberíamos de proponer sin ningún complejo, que hay que defender la propiedad y la producción nacional (…).
La orientación política que propongo es la inclusión, que incorpore a todos los demás productivos y pensantes del país, en las bases, no en la aristocracia de los partidos. Una acción política temática con los pies sobre la tierra, que sepa que lo único lo único que está en la agenda de este año, son las elecciones de gobernadores que están atrasadas, y que de Maduro nos ocuparemos el año que viene. Por eso, me referí al rediseño del Estado y decir, cual es el Gobierno que proponemos. Estoy seguro que debemos enseriar el debate, y no convertir las protestas en una caricatura festiva, porque ese no es el camino.
—¿ Ha existido un desprecio hacia el diálogo?
— Si usted utiliza el diálogo para distraer, como lo hace el Gobierno, o usted utiliza el diálogo para pedir que liberen a sus presos políticos y no pedir otras cosas en general y particulares, entonces el diálogo se convierte en una herramienta poco útil.
Por eso yo creo que en ese diálogo fracasado que tuvimos el año pasado, no se avanzó nada, la gente llegó a creer que lo malo es la herramienta y no los interlocutores, la agenda que tuvieron y los procedimientos que utilizaron.
La política hay que enseriarla, el diálogo hay que asumirlo con seriedad, no de esta manera como se ha asumido.
—El pacto de Punto Fijo no quedó en manos de delfines políticos, sino en los líderes del país. ¿En este diálogo, dónde cree que estaban los líderes de la oposición?
— Es muy generoso con eso de los delfines. Lo cierto es que no estaban sentados los líderes, los que estaban sentados no comprometían ninguna de las organizaciones. (…). Esos no eran los interlocutores apropiados, a lo mejor tenían las mejores intensiones y voluntad, pero esos señores no tenían allí un pito que tocar. Esas son las cosas que hay que revisar, los interlocutores, la agenda. También deben ser revisados los procedimientos y tiene que haber un reporte con transparencia hacia nosotros los ciudadanos para saber que está pasando y tiene que haber un lenguaje de respeto. (…)
— Sobre la denuncia contra el vicepresidente de la República, ¿cuál es su opinión?
— Frente a esta acusación, ¿qué es lo correcto en mi opinión?. La Asamblea hizo lo correcto al asignar una comisión para investigar, porque cómo pueden decir los asambleístas si es verdad o mentira y tienen que pedir al Departamento del Tesoro cuáles son los elementos probatorios.
Lo que sí me extraña es que el Ministerio Público no abre una investigación de oficio, el ministro Padrino López hace una cursi carta declarándose en incondicional respaldo, el Presidente de la República también, todo eso lleva a que el TSJ y los jueces se inhiban. Entonces yo digo, si los jueces, la Fiscalía, la Contraloría, el Ministerio de la Defensa, el Presidente y todos se declaran en solidaridad automática, ¿qué significa eso?, significa que se ha institucionalizado en Venezuela la impunidad.
Eso significa, en criollo, que está prohibido acusar a ningún funcionario de nivel. Eso es demasiado grave. No se si el señor El Aissami es culpable, es inocente, no lo sé; pero yo quisiera ver a las instituciones de mi país investigando. Esa institucionalización es uno de los actos más vulgares que ha ocurrido en los últimos 50 o 60 años en la vida administrativa de Venezuela. No vale Constitución, ética, leyes, lo que vale es la solidaridad automática. Es demasiado grosero.
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