México se enfrenta ante Holanda con el peso histórico de no haberse clasificado nunca para cuartos de final en un Mundial organizado en otro país
México puede adentrarse este domingo en territorio desconocido. La selección que dirige Miguel Piojo Herrera nunca ha llegado a disputar los cuartos de final en un Mundial celebrado fuera de su país. La única vez que el Tri alcanzó el quinto partido fue en México 86.
Desde entonces han llovido chuzos de punta. Se cuentan más derrotas que alegrías. Llegados a este punto, el de Brasil puede ser un punto de inflexión histórico. La Holanda de Van Gaal, adornada con los magníficos Robben y Van Persie, es el último escollo para acabar de una vez por todas con la maldición del quinto partido que tanto ensombrece el ánimo futbolístico mexicano.
Los adversarios de Holanda ya no juegan en un campo de tulipanes, más bien en uno de minas. Van Gaal continúan la senda del anterior seleccionador, Van Marwijk, que llevó a los suyos a la final del Mundial de Sudáfrica a base de un fútbol rudo y directo. Allí perdieron frente a España pero se quedaron a un palmo de cantar bingo. En la primera fase de este campeonato Holanda fue el equipo que más faltas hizo, 69.
Hay algo de justicia poética en esta nueva forma que tienen de entender el juego. La Naranja Mecánica, con Johan Cruyff al frente, perdió dos finales consecutivas con una propuesta alegre y despreocupada. Los De Guzmán y De Jong actuales parecen golpear al contrario con el ansia de quien persigue los fantasmas que llenaron de moratones las espinillas de Cruyff y Neeskens.
El equipo de Herrera no tiene pinta de ser de los que se arruga. Ante la propuesta de pierna dura de Brasil en el segundo partido de la fase de grupos, México respondió con los dientes apretados. Hay una jugada de ese encuentro que resume ese partido y en extensión la actuación mexicana en lo que llevamos de Mundial: el extremo Marco Fabián trepando por el cuerpo del brasileño William.
El jalisciense subía a una escalera invisible que no le llevaba a ninguna parte, la acción tenía un punto absurdo, pero mandaba el mensaje a los rivales que los mexicanos solo se irán de Brasil después de dar el último suspiro, tan derrotados como esos caballos que mueren de cansancio.
Holanda es el último escollo para acabar de una vez por todas con la maldición del quinto partido
Herrera, considerado por sus excentricidades en la banda y su temple en la pizarra uno de los personajes más interesantes del Mundial, es de los que piensa que lo que funciona bien no tiene que tocarse. No es muy amigo de los experimentos.
Esta vez no le queda otra. El seleccionador tendrá que introducir una variante en la alineación por primera vez en el torneo. La sanción a Juan José Gallito Vázquez, el dique de contención en el centro del campo, le obliga a buscar alternativas. El Piojo venía diciendo que Vázquez, un avión ligero que sobrevuela el medio campo apagando incendios, era el jugador más fundamental de su dibujo. Lo más probable es que el veterano Carlos Salcido haga esa función de cinco.
El veterano defensa que entró a última hora en la lista de convocados va a acabar siendo importante. El entrenador había pensado en retrasar a Guardado a esa posición y colocar a Héctor Fabián en la banda izquierda, pero eso suponía introducir dos novedades en el esquema. Carlos Peña también podría haber ocupado ese rol aunque su tendencia a ir al ataque y perder el sitio acabaron por descartarlo.
México tiene el buen registro de haberse clasificado seis veces consecutivas para octavos de final, todos los campeonatos desde Estados Unidos 94, pero el dudoso honor de no haber pasado de ahí. Suena a la barrera psicológica que también agarrotó a España durante décadas, a la que se le nublaban las ideas llegados los cuartos de final.
Salvado ese trance, logró ser campeona de Europa y del Mundo. Si un abogado tuviera que defender a México ante una corte podría utilizar este precedente para sentar jurisprudencia. Herrera no es ajeno a esta verdad histórica: «Sacando 2006 en Alemania, en las otros [partidos de octavos de final] nos faltaron ideas. Sorprender al rival, actitud… podemos decir muchas cosas que vimos como aficionados.
Sin embargo, no cree que eso pese este domingo en las piernas y la mente de sus muchachos: «Seguramente en mi equipo no va a pasar eso. La actitud, la determinación es preponderante. Y parte de la esencia. Si tienes esa esencia no la puedes cambiar cuando viene el momento más importante». Ese momento es ahora.
El Tri dejó el viernes la ciudad de Santos para desplazarse hasta Fortaleza, donde le espera Holanda. Más de un centenar de aficionados cantaron a los suyos el Cielito Lindo a la salida del hotel. En medio de la serenata le pidieron a Herrera un pronóstico. “Que nos esperen en México el 15 de julio”, dos días después de la final que se disputará en Maracaná. El Piojo no cree en más historia que la que él está escribiendo.
Fuente: El País