La maldición de Tutankamón

La maldición de Tutankamón

 

 

Se supone que cuando Carter abrió la tumba de Tutankamón, destapó una maldición que acabó con todos los participantes en el descubrimiento.

 

Hay pocas historias que hayan dado tanto juego como la de la maldición del faraón, nacida poco después del hallazgo en Luxor en 1922 de la tumba de Tutankamón, un monarca de la dinastía XVIII que reinó en Egipto de 1336 a 1327 a.C. El descubrimiento de Howard Carter causó sensación en la época y todavía impresiona hoy en día a quienes visitan Museo Egipcio de El Cairo, porque la tumba se había librado de los saqueadores que habían vaciado el resto de las del Valle de los Reyes y el ajuar estaba compuesto por numerosas joyas, amuletos y muebles.

 

 

La maldición de Tutankamón nació pocas semanas después de abrir la tumba del faraón, fallecido a los 18 años. Lord Carnarvon, que había costeado las excavaciones de Carter y cuya salud era muy frágil ya antes de viajar a Egipto, murió en El Cairo mes y medio después de entrar en la tumba a consecuencia de una infección provocada por la picadura de un mosquito. La leyenda dice que entonces hubo un apagón en la ciudad y el perro del noble murió repentinamente, pero las pruebas de ambos hechos se limitan a la prensa sensacionalista y a autores de dudosa reputación.

 

 

Tras el fallecimiento de Carnarvon, los periódicos comenzaron a atribuir a la maldición de la momia toda muerte de alguien relacionado con la tumba. Para 1935 ya sumaban 21 y varios recopiladores de sucesos las elevaban hasta 30. Algunos autores, entre ellos Arthur Conan Doyle, apuntaron la posibilidad de que los fallecimientos se debieran a la presencia en la tumba de un hongo mortal que afectó a los primeros en entrar en ella. La explicación, sin embargo, es mucho más simple, aunque tardó en llegar 80 años. La dio en diciembre de 2002 el epidemiólogo Mark R. Nelson, de la Universidad Monash de Australia, que la publicó en The British Medical Journal.

 
La maldición… de la edad

 
Nelson centró su estudio en los 25 occidentales que, de los 44 citados por Carter en sus diarios, entraron en la tumba y examinaron la momia. Concluyó que esos 25 infortunados murieron a una edad media de 70 años, frente a los 75 años de los 11 que no corrieron el riesgo y cuya fecha de fallecimiento pudo determinar. “La exposición (a la maldición) no tuvo efectos en la supervivencia”, sentenció. La maldición del faraón nunca había existido.

 

 

muyinteresante.es

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