Chuck Blazer, el «topo» que el FBI plantó, alquilaba un departamento en Nueva York sólo para sus gatos. Hoteles cinco estrellas y jets privados eran otros ejemplos del costoso nivel de vida que llevaban con el dinero del fútbol
El alquiler del apartamento en Nueva York le costaba a Blazer, un estadounidense que fue directivo de la Concacaf,6.000 dólares por mes. Aunque esto seguramente no era un inconveniente para él, ya que al ticket de esa cifra lo pasaba como gasto corporativo de la confederación del fútbol de Centro, Norteamérica y el Caribe.
En sus mejores épocas como dirigente de Concacaf, Chuck consideró que las áreas que él manejaba estarían mejor en Nueva York que en Miami, ciudad de la sede central del organismo. Y allí se fue Blazer. Alquiló en la exclusiva torre Trump todo el piso 17, que destino para la resolución de los temas futbolísticos de Guatemala. También rentó el piso 49 que utilizó para vivir y, acaso lo más extravagante, también un departamento chico, contiguo al suyo, para que vivieran sus gatos. Sólo este último le costaba a la Concacaf que, claro, pagaba todo,u$s6.000 cada 30 días.
Además de la red de corrupción que investigan el mencionado FBI y el Departamento de Justicia de EEUU, los «fifos», como denominan en España a los dirigentes de la FIFA, habían construido desde hace varios años unmundo de ensueños para ellos mismos.
Dentro de esta especie de «realidad paralela» sólo existían hoteles de cinco (o más) estrellas, manjares que sólo consumen los miembros de la realeza, vuelos en primera clase o jets privados y otros lujos que la gran mayoría de los fanáticos del fútbol difícilmente puedan costearse alguna vez en su vida.
Una de estas costosas extravagancias fue el alquiler del hotel Baur au Lac de Zurich, donde hace 10 días se llevó a cabo la redada contra los ejecutivos de la FIFA que dio inicio al escándalo. La noche en una de las habitaciones de este hotel, el más caro de la ciudad suiza, cuesta alrededor de mil euros, el equivalente a 1.111 dólares.
La Federación Internacional de Fútbol Asociado había acostumbrado a sus máximos directivos a llevar adelante una vida de opulencia, y otro de de estos ejemplos es que en 2013 el Congreso de la entidad que rige el fútbol a nivel mundial se realizó en la isla Mauricio, un exclusivo destino turístico en el medio del Océano Índico.
AP
Hasta allí se movilizaron 1.200 personas, quienes se alojaron en seis hoteles diferentes. Y la cúpula directiva de la FIFA disfrutó su estadía en el Sugar Beach, un complejo de seis estrellas que fue reservado exclusivamentepara ellos.
Tan sólo las habitaciones comunes cuestan allí 1.000 dólares la noche. Mientras que el valor de la suite real, que tiene su propia piscina, sauna y valet personal, trepa hasta los 5.000 dólares cada 24 horas, según publica el periódico El Comercio.
Se supone que los empleados de hoteles de este nivel están acostumbrados a buenas propinas, y eso tampoco afligía a los «fifos», quienes hasta ahora recibían 500 dólares diarios de viático, más 250 para sus esposas o novias.
Este mundo fascinante se prolongaba en los viajes, realizados en primera clase o incluso en jets privados. Pero como si todo esto fuera poco, los dirigentes de la FIFA solían manejarse como diplomáticos, ahorrándose los controles aduaneros. En tanto que por las calles transitaban en limosinas escoltadas por policías en motocicletas.
Fuente: Agencia