Cuatro veces este año han asaltado en la unidad de transporte público que conduce Luis Arenales. Normalmente los delincuentes se agrupan de dos o tres. La abordan como cualquier otro pasajero. Se sientan en puestos estratégicos: al fondo, adelante y al centro. Y aprovechan tramos solitarios de la ruta para actuar. “Cuando siente uno es que lo encañonan”, relata, antes de empezar una nueva vuelta, el chofer de la Línea La Concordia.
Por razones como ésta es que el transporte público de San Cristóbal, ese que antes prestaba servicio hasta las 10:00 de la noche, se está acostando a dormir más temprano. Representantes de 12 líneas, consultados para este trabajo, responsabilizan principalmente a la inseguridad.
En 50% de los casos el último autobús del día está saliendo de las paradas a las 8:00 de la noche y en otro 33% de la muestra, entre 7:00 y 7:30 de la noche. Esto es, desde una y hasta dos horas y media más temprano que a principios de este año.
La época de barricadas incidió en esta reprogramación, y las colas por gasolina y gasoil así como la escasez de repuestos y lubricantes la vienen atornillando como costumbre.