La inteligencia sexual se define como conocer a nuestra pareja y a nosotros mismos a nivel sexual. Es la mejor manera de que podamos evitar la insatisfacción sexual, algo muy habitual pero que raramente se reconoce. La verdad es que, aun hoy en día, hablamos poco de lo que deseamos sexualmente, y nos cuesta mucho reconocer nuestras necesidades en este campo. Por eso, es tan importante que desarrollemos nuestra inteligencia sexual.
Podemos hacerlo identificando en que ámbitos obtenemos mayor satisfacción, hablando de sexo sin tabús con nuestra pareja y superando nuestras inhibiciones. Para que todo esto sea posible, es esencial que empecemos por conocernos a nosotros mismos, identificando nuestros puntos de placer, y aprendiendo a explicarlos a nuestra pareja sexual. Es algo complicado, que nos cuesta hacer, pero es esencial para nuestra satisfacción sexual y la de nuestra pareja. Y es que no hay nada como disfrutar del sexo y dejarse llevar para experimentar sensaciones de lo más placenteras.
Los expertos aconsejan que veamos el sexo como una infinita gama de posibilidades, más allá de las habituales, y como “un placer y una manera de estar en el mundo”, más allá de la genitalización del cuerpo. Tener una vida sexual buena solo depende de las habilidades que aprendamos a desarrollar. La dimensión erótica de cada persona está determinada por su coeficiente de inteligencia sexual, que constituye una parcela muy importante de nuestra capacidad intelectual. Debemos empezar por aprender la información científica precisa acerca de la sexualidad humana, después descubriremos nuestro sexo, averiguando qué nos gusta y que nos agobia de las relaciones sexuales.
Finalmente, debemos conectar con nuestra pareja, porque el sexo siempre es cosa de dos. En conclusión, podemos decir que la inteligencia sexual no es algo innato sino que se desarrolla y se alimenta siempre que nos hagamos responsables de ella.
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