Tras su arrollador triunfo de la primaria del 22 de octubre, previsiblemente desde antes, María Corina Machado ha dado un curso de sentido común. No es poca cosa en este país donde los modos fueron suplantados por la descalificación y la sinrazón desde hace un cuarto de siglo, que se cumplió el pasado 6 de diciembre. Vaya aniversario triste la llegada de los “revolucionarios” al poder.
Una sensatez la de Machado inseparable de la firmeza. Más bien una sensatez hija de la firmeza. Solo puede ser cortés y sensato quien está seguro de su valentía. La nutrida y emocionante participación popular del 22 de octubre le confió el liderazgo a esta mujer, a la que ha sido fácil encasillar de derechista radical por sus adversarios de una acera y otra y una prensa apresurada. Ella ha respondido con un mensaje inequívoco y reiteradas muestras de cordura política.
Cuando el régimen arremetió contra la Comisión Nacional de Primaria, Machado dijo lo que tenía que decir: Maduro se equivoca, sentenció. Y el asunto no pasó de la alharaca cuando ya se presagiaba el fracaso del Acuerdo de Barbados. Después, al ser conminada a concurrir al tribunal supremo de justicia (adrede en minúsculas) para recurrir su inhabilitación, ella respondió: «¿Cuál inhabilitación?». Las ocupadas oficinas del poder encargadas de la represión nunca se han molestado en informarle que tramitaban un asunto contra ella. Solo la rabia que se les escapa por los poros. No hay cortesía en quienes actúan en la oscuridad.
Y ahora cuando el régimen celebra el «éxito» del referéndum por el Esequibo librando órdenes de captura contra 14 personas y haciendo pensar en una escalada bélica no con el objetivo de recuperar la zona en reclamación sino de entorpecer la realización de elecciones presidenciales en 2024, Machado advierte que una acción de ese tipo «puede tener unas consecuencias terribles, no solo para Venezuela sino para la región».
No está, además, desatinada. El presidente de Brasil, Lula da Silva, hizo saber desde una cumbre regional del Mercosur que “si hay algo que no queremos aquí en Suramérica es la guerra”, donde ha habido unas cuantas, algunas bastante “bufas”, que provocaron más vergüenza que daños humanos y materiales.
Lula dijo que seguía el desarrollo de la cuestión del Esequibo “con creciente preocupación», como también lo expresó María Corina Machado ante una comisión del Parlamento Europeo, encargada precisamente de las relaciones con el Mercosur. La líder política venezolana llamó a la sensatez a los múltiples factores políticos relacionados con la controversia territorial, pero especialmente al propio chavismo y a las fuerzas armadas venezolanas.
La candidata presidencial de la oposición venezolana aludió a la pugna interna entre factores oficialistas: uno que en apariencia quiere seguir la ruta trazada en el Acuerdo de Barbados del 17 de octubre -obligado por la “brutal crisis económica- y otro que pretende desconocer lo pactado y atornillarse en el poder al costo que sea.
“Mi foco es concentrarnos en la organización ciudadana y seguir llevando el mensaje que ha resonado con tanta fuerza, que solo va a detenerse la migración, que solo va a resolverse el drama humano, que solo podemos insertar a Venezuela en la dinámica energética mundial, si logramos el cambio político”, insistió Machado.
Un mensaje que ella entiende tiene cada vez más eco en sectores chavistas y en gobiernos regionales. Lo incierto es seguir por la ruta trillada durante 25 años. Lo seguro, abrir las puertas al cambio político ordenado y con garantías.
Editorial de El Nacional
Foto Vente Venezuela