La Flotilla Global Sumud está a punto de ser interceptada por autoridades israelíes

La Flotilla Global Sumud está a punto de ser interceptada por autoridades israelíes

El ejército israelí abordó la flotilla humanitaria que cruza el Mediterráneo para enviar ayuda a Gaza, cuando se encontraban a 69 millas náuticas -127 kilómetros- del enclave palestino según denunció la organización a través de sus redes.

A las siete de la tarde los radares de la coalición humanitaria detectaron una concentración “de aproximadamente doce embarcaciones no identificadas, a una distancia de 5 a 15 millas de la flotilla”, según señaló la organización a través de su canal de Telegram.

“Se ha interrumpido el contacto con algunas embarcaciones y algunas han sufrido interferencias de señal”, alertaron. Dos horas después abordaron tres embarcaciones, Alma, donde viajan los coordinadores de la misión; Sirius, donde navegaban once españoles, entre ellos la ex alcaldesa de Barcelona Ada Colau; y el exdiputado de la Asamblea de Madrid, Serigne Mbaye Diouf. Tanto Alma como Sirius eran las embarcaciones más grandes, en las que viajaban más de una treintena personas en cada una, entre activistas, políticos y periodistas. Una tercera embarcación llamada Adara fue interceptada poco después. En la última imagen en vivo del Alma antes de que se cortaran las comunicaciones con la embarcación, se aprecia a más de una decena de activistas de rodillas con los chalecos salvavidas, esperando la intercepción de la embarcación. “Nuestros barcos están siendo ilegalmente interceptados. Las cámaras están desconectadas y los barcos están siendo asaltados por personal militar”, asegura la Global Sumud Flotilla en un breve comunicado. “Estamos intentando confirmar el estado y la salud de todos los tripulantes”.

Los miembros de la organización declararon alerta máxima ante el cerco marítimo y señalaron que el ejército israelí podría intervenir las embarcaciones en cuestión de minutos. “Nos rodean. La comunicación es casi imposible“, declaró a través de su Instagram Yasemin Acar, coordinadora de la acción humanitaria, que aseguró que el ejército israelí contactó con las embarcaciones, exigiendo que cambien el curso de navegación. “Las fuerzas israelíes nos rodean. Se acercan más de veinte buques”, añadió.

Fuentes de Exteriores han asegurado que la Embajada de España en Tel Aviv ha contactado tanto con el ministerio de exteriores israelí como con la Delegación de la UE en Tel Aviv para interesarse específicamente por los ciudadanos españoles y garantizar toda la protección diplomática y consular. “El Ministerio de Asuntos Exteriores ha creado una unidad de seguimiento permanente. Igualmente, ha activado a los consulados en Tel Aviv, Jerusalén y Nicosia”, afirman. Asimismo, el ministro Albares está en contacto con Ministros de Exteriores de países con nacionales en flotilla, “especialmente Irlanda y Turquía”.

La flotilla, de más de 40 embarcaciones, navegaba en su última etapa hacia Gaza para enviar ayuda humanitaria y romper el bloqueo impuesto por Israel al enclave palestino. Desde primera hora de la mañana habían entrado en la llamada “zona de exclusión” israelí y se esperaba que los uniformados hebreos intervinieran en cualquier momento.

Una hora después de detectar los primeros navíos de las fuerzas de élite de la marina israelí, las comunicaciones con los barcos de la flotilla empezaron a ser inestables, presuntamente por la intervención de los uniformados en las señales de comunicación.

“Israel nos interceptará esta noche. Es una flagrante violación del derecho humanitario y marítimo. Israel no está por encima del derecho internacional y debe rendir cuentas por sus crímenes de guerra”, denunció desde la flotilla la activista sueca Greta Thunberg, poco antes de que Israel interceptara las embarcaciones.

La Global Sumud Flotilla (GSF) había alertado la madrugada anterior de su entrada en la “zona de alto de riesgo” en su travesía hacia Gaza. Es en ese lugar donde Israel ha interceptado anteriormente otras embarcaciones. El Estado israelí tiene plena soberanía sobre sus aguas territoriales, que se extienden hasta doce millas náuticas, tal y como marcan los tratados internacionales. Más allá de eso, tiene derechos sobre hasta 200 millas naúticas, un área denominada “zona económica exclusiva” en la que al igual que otros países, puede regular las actividades de pesca y minería.

Sin embargo, Tel Aviv ha establecido una “zona de exclusión” a lo largo de 120 millas, una denominación no reconocida internacionalmente. El ejército israelí ha intervenido otras iniciativas humanitarias por mar en este territorio, la última la Flotilla por la Libertad, encabezada por Greta Thunberg, el pasado mes de junio. Según el derecho internacional, Israel no puede intervenir embarcaciones en este territorio cuya exclusividad no está reconocida. Además, está obligado a respetar el derecho a la libertad de navegación de la flotilla. La captura de los activistas también violaría otras convenciones internacionales, como el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, por obstruir de forma deliberada la entrega de ayuda humanitaria.

Durante la acción del ejército israelí, las comunicaciones a bordo de la flotilla humanitaria quedaron deshabilitadas, forzando a los tripulantes a activar el protocolo de alerta máxima. “Sabíamos qué hacer porque hemos realizado entrenos y protocolos de emergencia exhaustivos para saber cómo actuar ante estas situaciones, pero eso no quita que no sintiéramos miedo en ese momento”, explica Lisi Proenca, activista a bordo de ‘Sirius’, durante una rueda de prensa tras la acción israelí.

Precisamente, esta mañana la emisora pública israelí Kan anunció que el ejército se preparaba para “tomar el control” de las embarcaciones con comandos navales y buques de guerra. Según la emisora, Israel iba a enviar a la unidad de élite de las fuerzas del ejército, Shayetet 13 -que ya participó en otras intervenciones contra buques humanitarios- para remolcar algunos barcos y hundir otros en plena operación. Por otro lado, el medio Ynet informó que unos 500 policías se han desplegado en el puerto israelí de Ashdod, en previsión de la llegada de los activistas detenidos a su costas. También se han reforzado los sanitarios en hospitales de la zona para atender posibles heridos.

La relatora especial de Naciones Unidas para los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese, pidió protección internacional para la flotilla y criticó la decisión de España e Italia de abandonar las embarcaciones en su camino por la zona de exclusión israelí. “Sabemos que su acción (humanitaria) no deja de ser una gota en un océano de necesidad, pero aún así es muy importante. No hay ningún estado, especialmente los que tienen puertos en el Mediterráneo, que esté garantizando su protección para que alcancen la costa de Gaza”, señaló durante la rueda de prensa con activistas de la flotilla.

Varios gobiernos han mostrado su preocupación por el hostigamientos con fragatas militares y drones contra la flotilla. Australia se mostró “profundamente preocupada”, mientras que el gobierno colombiano de Gustavo Petro exigió “respeto absoluto” a la flotilla, afirmando que atacarla constituye un “crimen de lesa humanidad”. Por su parte, Turquía aseguró que está monitoreando el proceso y enviará ayuda a los activistas “cuando sea necesario”, aunque no dio más detalles.

EL ‘FUROR’, A LA ESPERA

Tanto los dos barcos de la Marina italiana como el ‘Furor’ de la Armada española se detuvieron mucho antes. Los italianos, a las 180 millas, y los españoles en un espacio sin desvelar por el Gobierno, pero desde el que pueden “ver sin ser vistos” y “monitorizar la situación sin provocar un choque con los israelíes”, explican fuentes consultadas.

Porque las instrucciones eran claras para la Armada. Se envió un barco de apoyo que salió el lunes de Cartagena con el objetivo de estar presente para una situación límite. “Sólo actuarán en un momento de tensión en el que haya un hombre al agua o algún herido, como marca la ley del Mar”, explica la citada fuente. Así que desde el mediodía del martes, la Flotilla avanzaba en solitario y entre tensión,

Pedro Sánchez, que participa en Copenhague en una cumbre de líderes europeos, defendió el propósito de esta misión naval amparándose en que es «una misión humanitaria que no hubiera tenido lugar si el gobierno de Israel hubiera permitido la entrada de UNRWA y de ayuda humanitaria».

El jefe del Ejecutivo expuso que desde España se trasladó al gobierno de Israel que los ciudadanos españoles que van en esta misión “van a contar con toda la protección diplomática”. Sánchez insistió en que este grupo de barcos “no representan un peligro ni una amenaza para Israel” y, en consecuencia consideraba que “el gobierno de Netanyahu no lance ninguna amenaza” para estas embarcaciones, informa Raúl Piña.

En idéntico sentido se expresó desde Barcelona la ministra Margarita Robles, que pidió “responsabilidad” a la Global Sumud Flotilla. Robles insistió en que el buque de la Armada “no entrará en la zona de exclusión salvo en caso de absoluta necesidad”, sintetiza Gerard Melgar.

La petición de Sánchez provocó el choque con Yolanda Díaz, y fuentes de Sumar denunciaron que “la responsabilidad del gobierno no es pedirles que se retiren, es protegerles si deciden seguir”. Un choque político en clave nacional de unos barcos que avanzan en aguas que ya no son internacionales.

La Flotilla Global Sumud es la mayor iniciativa internacional civil que busca romper el bloqueo naval israelí y entregar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, devastada por la guerra. A principios de septiembre, la organización aseguró haber sufrido dos ataques cuando se encontraban varados en un puerto de Túnez. Acusaron a las autoridades israelíes de intentar boicotear la misión.

 

 

 

 

 

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