Para los colombianos las elecciones presidenciales del domingo son entre Álvaro Uribe, por un lado, y Álvaro Uribe por otro, conforme la sombra del exjefe de Estado eclipsó por completo la campaña de todos los candidatos, con quien indistintamente tiene algún nexo.
La satanización de Uribe a la reelección del presidente-candidato Juan Manuel Santos, a quien catalogó de «traidor, cobarde y apátrida», terminó de mostrar la obstinación del exmandatario porque su voluntad fuera la reinante dentro de una nación que por un lado lo admira, y otro, lo repudia.
Buscando endosarle popularidad a su exministro de Hacienda y ahora candidato, Óscar Iván Zuluaga de la alianza del Centro Democrático, Uribe cabalgó en estos meses sobre una campaña de desprestigio, denuncias y ofensas directamente contra Santos, con un efecto del que se verá el resultado este domingo.
El actual mandatario de Colombia es uno de los cinco aspirantes a la presidencia del país, a la que también concurren como Zuluaga, la izquierdista Clara López, el verde Enrique Peñalosa y la conservadora Marta Lucía Ramírez.
Todos ellos, algo tuvieron que ver con los cimientos del uribismo. Mientras Santos, Zuluaga y Ramírez fueron ministros de carteras estratégicas en alguno de los dos gobierno del expresidente (2002-2010), Peñalosa fue alcalde de Bogotá estando Uribe en la Casa de Nariño y López estuvo a punto de casarse con el líder conservador en sus años de juventud.
El mayor malestar de Uribe fue darse cuenta de que Santos tuvo su propio proyecto de país y sus visiones quedaron relegadas, como en muchos casos se evidenció, una prueba de que tras dejar el poder su verdadero objetivo era permanecer en él a la sombra de un títere.
Ese es para muchos el temor frente a una eventual victoria de Zuluaga el domingo, que sea Uribe y no el candidato quien termine tomando las verdaderas riendas de la Casa de Nariño y desate en Colombia una caza de brujas que terminaría por fragmentar el equilibrio político que pudo construir Santos.
Salpicada de escándalos de espionaje y denuncias de narcofinanciamiento, la contienda terminó gravitando entre Santos y Zuluaga técnicamente empatados en sondeos, gracias a la pirotecnia de Uribe contra del primero y el apoyo al segundo.
Esa guerra de acusaciones se hizo evidente este jueves en un debate televisivo que protagonizaron todos los candidatos.
Santos criticaba el hecho de que Zuluaga orquestara un presunto espionaje contra el proceso de paz que el actual gobierno celebra con las FARC, mientras el otro, que el mandatario no explicara el posible narcofinanciamiento a su campaña por la Casa de Nariño en 2010.
Mientras que Santos negó esas afirmaciones lo mismo hizo Zuluaga. No obstante, el candidato del Centro Democrático está con la soga al cuello, luego de que este viernes la Fiscalía confirmara la autenticidad de un video en el que se muestra al político junto al hacker del proceso de paz, un elemento que puede cambiar el curso de las elecciones de mañana.
Fuente: EU