Déficit de especialistas, deserción estudiantil, falta de materiales y desarticulación en el sistema de inclusión afectan instituciones que atienden a niños con discapacidades
“La educación regular no está lista para atender a los niños especiales”
El sistema educativo venezolano, en sus distintas etapas regulares (inicial, primaria, bachillerato y superior), no parece estar listo para la inserción de niños y adolescentes con diagnósticos de diversidad funcional.
De allí que adicionalmente exista la modalidad de formación especial, cuyo objetivo es atender de manera diferenciada, con métodos y recursos particulares, a estudiantes de características físicas, intelectuales o emocionales que les limiten adaptarse y progresar a través del programa convencional.
En el municipio Simón Rodríguez existen varias instituciones que se encargan de atender casos de niños y adolecentes que tienen compromisos cognitivos.
Una de estas es el Instituto de Educación Especial El Tigre, en el que la docente Lorena Guevara trabaja desde hace unos 12 años.
A diario recibe en su aula de clases a una docena de niños con condiciones diagnosticadas: síndrome de down, retraso, hiperactividad y autismo en diferentes niveles de severidad.
Guevara, quien afirma orgullosamente que más que ejercer su profesión cumple una misión de vida, cuenta cómo pese a las dificultades ella y sus colegas unen esfuerzos para brindar las mejores herramientas de formación a sus alumnos.
“Nuestros estudiantes no pasan de grado como sucede en el sistema de educación regular. Aquí los agrupamos por edades y, sin aislarnos del currículo nacional, nos enfocamos en reforzar su motricidad fina, el lenguaje y el área sociopersonal”.
Mal cambio
A su juicio, la calidad de las unidades operativas para personas con discapacidad en Venezuela se repone lentamente del “caos” que produjo —en 2012— la aplicación, por parte del Ministerio del Poder Popular Para la Educación, de un “plan de transformación de la educación especial”, que implicó el cese de atención especializada en todas las instituciones del país.
“Hace tres años, el Gobierno tomó la decisión errónea de querer transformar la modalidad de educación especial para convertirla en escuelas bolivarianas. El cambio fue un desastre que trajo como consecuencia que los niños repitieran el año escolar, bajaran su rendimiento o se salieran del sistema educativo”.
Una opinión similar tiene Pedro Paraguacuto, docente del Centro de Desarrollo Infantil El Tigre.
“Si algo podemos agradecer nosotros es la participación que tuvieron los padres y representantes en la consulta por la calidad educativa que se realizó el año pasado; eso ayudó a demostrar que estos espacios son importantes y deben permanecer”.
Agrega que “estos son estudiantes que necesitan ser atendidos de una manera diferente, por un equipo multidiciplinario que los apoye y estimule a mejorar en cada una de la áreas en las que necesitan mayor fortaleza, y lamentablemente la educación regular no está lista para atender a los niños especiales”.
Paraguacuto explica que el centro donde él trabaja es el primer nivel del sistema que acoge a los menores luego de haber sido diagnosticados por un médico.
“Atendemos a los infantes con edades comprendidas entre 0 y 6 años. Somos el primer eslabón de la cadena. Les prestamos cuidados y los evaluamos para decidir —junto con los padres— si deben continuar su educación en una escuela especial como la nuestra o si pueden ser incorporados al sistema regular, donde por ley deben ser aceptados inmediatamente”.
No hay especialistas
Para que los centros de educación especial puedan prestar un servicio óptimo es necesario contar con especialistas como neurólogos, psiquiatras, psicólogos, psicopedagogos, nutricionistas, foniatras, terapistas de lenguaje, ocupacionales y otros afines.
Pero no todas las instituciones tienen ese personal a su disposición y eso hace más difícil la labor de los docentes.
“Cada experto tiene un rol importante en la estimulación y desarrollo de estos muchachos, porque la idea es prepararlos lo mejor posible para prolongar positivamente su periodo de vida. El problema es que cada día recibimos más casos de niños con dificultades y, entre otros problemas, como escasez de insumos y material de trabajo, cada vez contamos con menos profesionales porque ninguna de esas carreras se pueden estudiar en la zona”, explica Paraguacuto.
La profesora Lorena Guevara opina al respecto. “Esta es una labor muy hermosa, pero cada vez hay menos especialistas. Para ser terapistas o licenciados en Educación Especial deben estudiar a través de la Universidad Nacional Abierta (UNA) o en el Pedagógico en Caracas. El problema es que también se trata de una profesión que tiene una muy mala remuneración y por eso el alumno termina desertando”.
“Las comidas no se adaptan a las exigencias”
Actualmente, el Instituto de Educación Especial El Tigre tiene una matrícula de 120 estudiantes con edades entre 6 y 15 años, cada uno diagnosticado con diferentes niveles de discapacidad.
Esta escuela trabaja bajo el horario bolivariano, que se inicia a las 7:00 de la mañana y culmina a las 3:00 de la tarde, y por esta condición, cuenta con el Programa de Alimentación Escolar (PAE), beneficio que subsidia el Gobierno nacional. Sin embargo, el menú no se ajusta a las dietas que deben llevar los estudiantes para que su salud y comportamiento no se vean alterados.
La docente Lorena Guevara explica que “un adecuado estado nutricional se asocia a tener mejor salud, mejor calidad de vida y un mayor progreso en el desarrollo y rendimiento. Nosotros recibimos los alimentos que nos envían desde los Pdval, y contamos con el apoyo de una nutricionista que se encarga de evaluar que nuestros alumnos reciban una dieta que incorpore fruta, granos, proteínas y vegetales, pero lamentablemente esas comidas no se adaptan a las exigencias alimentarias que deben tener, por ejemplo, los niños con autismo. Por ello los padres deben lidiar con la compra de los alimentos que son bastante costos”.
La integración es materia pendiente
Hace aproximadamente dos años, el Gobierno nacional implementó una política que planteaba eliminar las escuelas especiales por considerar que estos espacios generaban segregación de los niños. En su lugar se proponía la conversión al formato de aulas bolivarianas, regidas bajo el sistema de educación regular.
Nacy Oraas, presidenta del Colegio de Profesores de Venezuela, seccional El Tigre, explica que esa transformación no ha avanzado de manera positiva y que la atención integral y la inclusión social de las personas con diversidad funcional sigue siendo materia pendiente.
“El Gobierno decidió eliminar estas escuelas e incluir de forma abrupta a los niños especiales en la aulas regulares; eso resultó una locura no sólo para los estudiantes, sino también para los docentes, porque un educador integral, egresado de un pedagógico o de una universidad, no tiene los conocimientos, las herramientas ni las técnicas didácticas para atender a ese tipo de niños”.
Agrega que este año la modalidad de educación especial ha tenido muchos tropiezos porque viene saliendo de esa desintegración por la que pasó.
“En ese momento a los docentes en dificultad para el aprendizaje los metieron en aulas regulares a dar clases normales como maestros integrales, incluso a impartir materias en los liceos. Eso fue un desastre. Cada profesional está formado para ejercer de acuerdo con su preparación y antes de tomar esas decisiones, en las que evidentemente salió afectada la población estudiantil, tenían que haberse enfocado en la preparación de los docentes”.
Pensum incompleto
Oraas recalca que otra de las grandes fallas que presenta el sistema educativo es que hasta ahora no existe la figura de un educador que pueda atender al mismo tiempo a niños regulares y a aquellos que presentan condiciones especiales.
“La Ley de Educación indica que gradualmente estos niños deben ser incorporados al sistema regular, pero eso no se está haciendo de manera adecuada. El docente que imparte clases de Biología, Química, Inglés, etc, no tiene herramientas para tratar a un joven que tenga dificultades para el aprendizaje. Entonces vemos cómo el pensum para quienes se están formando como educadores no está adaptado a la realidad”
Añade que “es una locura que la ley establezca la obligatoriedad de introducir a los niños especiales en las aulas regulares cuando en el sistema de educación para docentes no hay una preparación previa. Esto es absurdo y el que se está viendo perjudicado es el alumno”
.
La profesora cuenta que, anteriormente, en las escuelas primarias existían las aulas integradas, en las que un docente en Educación Especial recibía los casos de estudiantes con dificultad para el aprendizaje y déficit de atención, pero actualmente esos salones no están funcionando, ya que hay deserción de especialistas para atender casos de autismo y de síndrome de down.
Enfrentar el reto con amor y valentía
La llegada al mundo de un pequeño que tiene diferencias en su desarrollo representa una experiencia fuerte y profunda para los padres. La desinformación juega con el autoestima de quienes no estaban preparados para tener en sus vidas a un hijo con una condición especial.
Al menos eso opina Shahide Cañas, directora de la Unidad Educativa y Taller Especial Aguapane, ubicado en El Tigrito.
“El bienestar y la capacidad de acción de los adultos se ven sometidos a una dura prueba cuando se enteran de que sus hijos son diagnosticados con una condición especial. Pero la experiencia me ha dado la razón y cuando las emociones se calman ellos aprenden a ver una realidad diferente”.
A su juicio, es imperativo que los médicos proporcionen a los progenitores la información adecuada y ajustada a la realidad. Por su parte hace lo propio a través de un proyecto de concienciación en el que están trabajando.
“Todos los docentes de esta institución ponemos el alma en lo que hacemos y queremos sembrar el mismo ejemplo de igualdad y respeto en nuestras comunidades. Por eso estamos trabajando en campañas de integración e información”.
Lo que dice la ley
El artículo 16 de la Ley para Personas con Discapacidad cita que “Toda persona con discapacidad tiene derecho a asistir a una institución o centro educativo para obtener educación, formación o capacitación. No deben exponerse razones de discapacidad para impedir el ingreso a institutos de educación regular básica, media, diversificada, técnica o superior, formación profesional o en discipinas o técnicas que capaciten para el trabajo. No deben exponerse razones de edad para el ingreso o permanencia de personas con discapacidad en centros o instituciones educativas de cualquier nivel o tipo”.
Formación local
En Anzoátegui, universidades como la Experimental Simón Rodríguez, la Bolivariana y la Nacional Abierta ofrecen las carreras de licenciatura en Educación Especial y Dificultad para el Aprendizaje. En el hospital Luis Razetti de Barcelona se dicta un postgrado de Foniatría, coordinado por la doctora Eglée Romero.
En aumento
Tres de los docentes entrevistados coinciden en que en los últimos cinco años ha aumentado el número de niños diagnósticados en algún nivel del espectro autista. Recomiendan a los padres que noten comportamientos poco comunes en sus hijos, llevarlos oportunamente al médico para recibir una opinión certera.
Fuente: El Tiempo.com.ve
Vanessa Sá