Henrique Capriles o Nicolás Maduro. El candidato que resulte electo esta noche para presidir Venezuela por los siguientes seis años, no podrá evitar aplicar impostergables ajustes económicos en un Estado con ingresos insuficientes
«El problema fundamental que tiene que atender quien gane (los comicios) es la estabilización de la economía», apuntó a la AFP el economista Ángel García.
Venezuela, primer productor sudamericano de petróleo, pudo aguantar sus desbalances económicos mientras el precio del crudo se multiplicó durante gran parte de los 14 años de gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez y «crecía más rápidamente que la inflación», según este analista y director de la firma Econométrica.
Pero su sucesor -sea Nicolás Maduro, heredero político de Chávez; o el opositor Henrique Capriles- recibirá una economía con los precios estancados alrededor de los US$ 100 el barril, y un Estado con ingresos insuficientes para saciar la sed de divisas en este país con un aparato productivo fracturado que importa casi todo.
«Habrá que tomar decisiones porque no se puede gobernar, no se tienen recursos», afirmó el economista Alexander Guerrero.
En febrero, el Gobierno devaluó el bolívar, cuyo valor pasó de 4,3 a 6,3 por cada dólar, y en marzo adjudicó divisas en subastas al doble de ese valor -según estimaciones de analistas-, para reducir la falta de divisas, así como el déficit fiscal.
De acuerdo con analistas, el déficit cerró en 2012 entre 15% y 16% del Producto Interno Bruto, mientras la deuda pública fue superior a los US$ 150.000 millones (cerca de 50% del PIB).
Luego de la devaluación, el déficit cayó a 7% del PIB.
Pese a ello, analistas advierten que el modelo actual de controles de cambio y de precios, instaurado hace una década, ya no puede continuar.
Para García, los ajustes deben pasar por tener un tipo de cambio libre, mantener una férrea disciplina fiscal y eliminar los traspasos a fondos alternos en divisas como el Fonden, que recibió millonarios recursos para financiar los populares programas sociales de Chávez.
El Gobierno debe fomentar el aparato productivo y «echar atrás todas las leyes socialistas» para «regresar a la economía moderna», afirmó a la AFP Guerrero, ex profesor de la Universidad Metropolitana. De lo contrario, dijo, el país irá al «colapso y ese colapso no es gobernable».
«El motor de la economía, el gasto público, comenzó a desacelerarse, y el año está signado por la incertidumbre política, las restricciones al sector privado en el acceso a divisas, los problemas de abastecimiento y el agravamiento de la dicotomía sector público/sector privado», indicó la firma Econanalítica en un reciente informe.
Para la consultora, con un sector público que «debe apretarse el cinturón» y recortar el gasto en 2013, y un sector privado «cercado por la política gubernamental», el PIB venezolano se moverá este año entre -2% y 2%, por debajo de la meta oficial de un 6% de crecimiento.
«La pregunta no es quién ganará las elecciones presidenciales del 14 de abril, sino si será capaz de mantener la estabilidad política y eso pasa por el diálogo con todos los sectores», dijo el presidente de la patronal Fedecámaras, Jorge Botti, en una entrevista reciente con la AFP.
Los consumidores observan los desajustes en los productos, que aumentan precios impulsados por la elevada inflación, que acumula 5% entre enero y febrero, o escasean debido a la inviabilidad de venderlos por los controles de precios y la dificultad en el acceso de divisas.
En un informe filtrado a la prensa local esta semana, el Banco Central y el ministerio de Finanzas advertían a Maduro, presidente encargado tras la muerte de Chávez, que los niveles de escasez en productos como harina, aceite y leche superan el 50%, y en algunos casos el 70%, y recomendaban revisar los tiempos de entrega de divisas y garantizar el abastecimiento de insumos de empresas alimenticias.
Venezuela, el quinto peor país en libertad económica, según el índice del Banco Mundial, perdió 200.000 empresas en la última década y otras 1600 fueron expropiadas, según Fedecámaras. Al mismo tiempo florecieron las firmas importadoras, impulsadas por el boom de ingresos petroleros.
El próximo Gobierno deberá también atender los pagos de los bonos venezolanos y de la estatal PDVSA que empiezan a vencer este año, arrancando un calendario continuo de pagos hasta 2017.
«La economía venezolana de 2006 a 2012 fue como la de un hogar que iba al centro comercial, usaba la tarjeta de crédito en almuerzo, cenas y viajes. ¡Sabrosísimo!, pero ahora hay que pagar la tarjeta de crédito», resumió García.
Hasta ahora, el candidato Maduro no ha dado muestras de que cambiará el modelo instaurado por Chávez y recientemente prometió la «construcción de la nueva economía socialista para proteger al pueblo».
Por su parte, Capriles aboga por el lento desmontaje de los controles, y ha señalado que un Gobierno suyo detendrá las expropiaciones y atraerá nuevas inversiones que permitirán acabar con el desabastecimiento y crear «empleo bien pago». // IPP
Fuente: Agencias