Jorge Giordani en los trece años que estuvo a cargo del Ministerio de Planificación fue el encargado de fijar las directrices del modelo económico del Gobierno, que apuntaron a un mayor peso del Estado en la economía. Ahora ese modelo muestra desequilibrios que se reflejan en la contracción de los sectores clave, un severo déficit fiscal, el agotamiento de los controles y el manejo opaco de los fondos paralelos.
En plena etapa de boom de precios del petróleo, el exministro consideraba que se tenía que «alcanzar una sociedad de carácter socialista» y para ese tránsito era necesario que el Gobierno asumiera el control de las industrias en sectores estratégicos y conformara un tejido de empresas socialistas.
Por esa vía se lograría aumentar la producción nacional y sustituir las importaciones. Y el gran sustento de dicho sistema sería la renta petrolera.
Efectivamente, el Estado logró controlar las industrias de áreas fundamentales reduciendo así los espacios al sector privado, sin embargo, ese modelo falló. La gestión de las empresas públicas así como de las empresas de producción social actualmente se resume en: baja capacidad operativa y problemas financieros.
Pese a los resultados negativos, Giordani insistía en mantener la participación estatal en diversas áreas y apostaba a que la economía crecería gracias a tres «motores»: petróleo, construcción y manufactura.
Pero las estadísticas oficiales han revelado que la actividad petrolera se ha mantenido estancada, la construcción ha retrocedido afectada por el menor disponibilidad de los materiales que generan las empresas estatales y la manufactura ha perdido impulso por los retrasos en las entregas de divisas oficiales para la compra de materia prima y equipos, a lo cual se ha sumado el impacto del control de precios.
Por esas limitaciones de la oferta de bienes y un tipo de cambio barato, la anhelada sustitución de importaciones no se logró, de hecho, las compras externas aumentaron llegando en 2012 a un nivel récord de 59,3 millardos de dólares. Y junto con ese incremento, el régimen cambiario mostró debilidades que se reflejaron en la asignación de 20 millardos de dólares a empresas de maletín.
Tras el salto que tuvieron las importaciones hace dos años, el extitular de Planificación aseguró que se tenía que revisar ese comportamiento y señaló en diversas oportunidades que «nos importa lo que importamos. El Gobierno tiene que orientar el uso de los recursos que son limitados».
A fines de 2012 se acentuó la restricción en la entrega de divisas y se endurecieron los controles lo que se ha traducido en una mayor escasez de bienes.
La arquitectura financiera
El modelo del ex ministro de Planificación también contempló la creación de un conjunto de fondos paralelos, cuyo manejo ha sido discrecional.
Giordani en la carta divulgada luego de su salida del tren ejecutivo, indicó que trató de «efectuar nombramientos de dirección en los grandes fondos financieros, teniendo presente la necesidad de romper con la percepción de corrupción en el manejo de esos fondos».
En nueve años el Gobierno con los ingresos petroleros, las reservas y los préstamos creó un presupuesto paralelo conformado por diversos mecanismos, siendo los principales esquemas el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) y el Fondo Chino, que entre 2005 y 2013 llegaron a manejar recursos por 125 millardos de dólares.
Aunque el también exvicepresidente de Planificación indicaba que ese sistema de financiamiento garantiza las inversiones para los proyectos, no existen detalles sobre las recursos para los programas, ni la rendición de cuentas.
MAYELA ARMAS H. | EL UNIVERSAL