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La dignidad y el récord Guinness

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La dignidad y el récord Guinness

   

Después del monumental esfuerzo que hicieron 11.999 músicos y sus directores en el patio de la Academia Militar, ha sido tendencia en las redes un video de 25 segundos en el que se oye a varios, ya en la oscuridad de la noche, gritar “No queremos pan”. Con esto, todo el que ha podido ha opinado al respecto, porque lo más lógico es pensar que el gobierno chavista trajo a todas esas personas y no les dio comida suficiente para pasar el día.

 

 

Más allá de si se trata de una exageración o si fue cierto, nada de esto es responsabilidad del sistema nacional de orquestas como institución. Los muchachos ensayaron por meses la pieza que iban a interpretar y se coordinó la logística para traerlos hasta el lugar en donde tocarían. Los directores cumplieron su trabajo con prepararlos para la ocasión, seguramente supervisaron que todos los instrumentos estuvieran disponibles y en excelentes condiciones y que se trasladaran con seguridad, pero de allí a disponer del presupuesto para la comida es bastante difícil de creer.

 

 

Sin embargo, alguien tiene que responder por ese detalle, pues seguramente que los que vinieron de las ciudades y los pueblos más lejanos por lo menos viajaron toda la noche. Estos muchachos debieron ser recibidos apropiadamente, de acuerdo con su condición de viaje y demás esfuerzos que debieron haber hecho. También debieron estar muy temprano en el patio de la Academia los de la capital. Incluso hay rumores de que muchos tuvieron que trasladarse por cuenta propia porque les negaron el transporte.

 

 

¿Era necesario hacerlos pasar un mal rato solo para anotarse un récord Guinness? ¿Es más importante esta marca que el bienestar de cientos de niños? El objetivo de El Sistema es brindarles oportunidades a los muchachos, no pedirles sacrificios de ningún tipo «porque la logística de un evento de esa naturaleza es sumamente compleja», como algunos han intentado justificar. Eso debe ser transparente para los participantes y la prioridad para los organizadores.

 

 

“No queremos pan” gritaban. Quizás no fue tan simple como un sándwich con mortadela, como dicen en las redes, pero por el tiempo que pasaron recibiendo sol merecían las tres comidas del día. Eso sin contar con que muchos de estos pequeños músicos quizás no cuenten con la alimentación adecuada en sus casas. ¿No es mejor pensar en ofrecerles becas que en verdad resuelvan alguno de sus problemas para que puedan dedicarse con entusiasmo a la música?

 

 

Cuando se analiza más profundamente este show montado a expensas que muchachos que sacrifican tanto para aprender, da tristeza reconocer la frivolidad con la que el gobierno chavista asume un programa tan bien diseñado como el sistema de orquestas. ¿Qué importa el récord Guinness si lo que debe interesar y guiar cualquier acción es la dignidad de los músicos en formación?

 

 

Editorial de El Nacional

músicos de El Sistema

 

 

 

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