La orquesta sinfónica está constituida por un total aproximado de 100 instrumentistas, unos 66 de cuerda, 15 de madera, 12 de metal y 10 de percusión. Ocasionalmente se integran también el piano y el órgano.
Durante la Edad Media y el Renacimiento la elección de los distintos instrumentos se hacía según la extensión de la orquesta y no por sus cualidades tímbricas. Los compositores no especificaban los instrumentos, sino que dejaban la opción a los intérpretes, que se adaptaban a las posibilidades de cada momento.
El Orfeo de Monteverdi (1607) da un giro a la concepción orquestal, ya que por vez primera los instrumentos se eligen por su timbre.
En cuanto al adjetivo filarmónica que a veces acompaña a una determinada orquesta, solo tiene un significado decorativo, por cuanto únicamente quiere decir «amante de la música».
En realidad todas las orquestas filarmónicas son sinfónicas. En algunos casos, sin embargo, el adjetivo hace referencia al origen de la orquesta, ya que hay asociaciones de melómanos que se dedican a recaudar fondos para subvencionar una orquesta, y por ser asociaciones filarmónicas sus orquestas adquieren este calificativo.
Fuente: Culturizando