La debilidad del Gobierno de Nicolás Maduro

La debilidad del Gobierno de Nicolás Maduro

Salvo en las redes sociales, el ejercicio periodístico en Venezuela camina con el sol a la espalda.

 

Es la realidad. El país es una turbulencia, una tos crónica, un crujir de rodillas o una herida de bala que destrozó tendones. Es el país que vemos, sentimos, sufrimos, olemos, lloramos. Una herida de país, pues, una sanguinolencia.

 

Con Nicolás Maduro al frente, el Gobierno optó por comprar medios privados críticos con la revolución a través de empresarios aliados. El objetivo es complacer, ocultar, omitir, silenciar, matizar. Lo que es lo mismo: mentir.

 

Hay que tapar el brinco inflacionario, el racionamiento de la comida, el elevado índice de muertes violentas, la epidemia de H1N1, las denuncias de corrupción, las obras inconclusas y pare de contar. Uno se imagina a un barrendero levantando la alfombra para esconder la basura.

 

Censura y autocensura parecen darse la mano en el sepelio virtual de la llamada prensa libre, una especie de pavo real de plumas extintas.

 

Se cierran cada vez más las pocas ventanas

La realidad tropieza con una fábrica de excusas con toneladas de edulcorante a precio regulado.

 

Aquí no pasa nada. Todo es de ensueño. La economía se yergue sólida. El índice de asesinatos va en picada y ya Nicolás Maduro dio el golpe de timón que hacía para reorientar el rumbo: “¡Tenemos patria!”

 

“El Gobierno es uno de los poderes más débiles frente a otros poderes que influyen en las sociedades. El poder mediático tiene mayor incidencia que el poder del Estado”. La frase del actual ministro de la Comunicación, Ernesto Villegas Polyak, causa vergüenza ajena. Él es periodista.

 

Él sabe muy bien que en Venezuela el Gobierno es quien tiene el control de los medios de comunicación. Otra cosa, eso sí, que sepa administrarlos, lograr audiencias, conquistar lectorías y enaltecer la verdad. TVES, por ejemplo, aun no le llega a los tobillos a Radio Caracas Televisión. Ni le llegará. No se trata de saber improvisar.

 

Ahí están las cuentas. Dios habla por las matemáticas.

 

Según el Ministerio de Comunicación, en 2011 se contabilizaron 660 radios y televisoras privadas (70,4% del espectro radioeléctrico); 235 comunitarias (equivalentes a 25%); y 43 públicas. De las 43 radios y televisoras públicas autorizadas, 21 pertenecen al Sistema Nacional de Medios Públicos, donde el periodismo se desvirtúa para volverse aliado y cómplice del poder.

 

Radical militancia

Decía Ryszard Kapuscinski, maestro del periodismo del Siglo XX, tantos esclarecimientos, tantas luces sobre el paisaje oscuro.

 

Decía quien presenció 27 revoluciones, participó en 12 frentes de guerra y fue condenado a ser fusilado en cuatro ocasiones de las que salió indemne, que el trabajo de los periodistas no consistía en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente viera cómo las cucarachas corrían a ocultarse.

 

“Si el periodismo es fácil, si sonríe a todos, si no se complica y suele pasar la página en los temas difíciles, está comprometido, inconsciente o conscientemente, con las fuentes oficiales y sirve al poder”.

 

Pocos imaginan la tasa de siniestralidad que recogen las más recientes jugadas del Gobierno.

 

Caída

Globovisión como marca cayó en un basurero lleno de moscas. El símbolo se rompió. Se perdió la credibilidad y eso supera cualquier tipo de valoraciones monetarias. Globovisión fue vendido por 80 millones de dólares y de inmediato pasó de ser un Miguel Ángel auténtico e incólume a una escultura decapitada, sin mayor valor en los predios de la defensa de la verdad.

 

Las vinculaciones de la revolución con sus compradores lucen evidentes. Andrés Izarra en una foto luce su dentadura impecable al lado de Juan Domingo Cordero. Click. El triunfo de la bendita matemática del sistema devorador de igualitarias utopías.

 

Por la Cadena Capriles, se habla de un desembolso de 140 millones para reorientar el rumbo de El Mundo Economía y Negocios, Líder y Últimas Noticias, éste último el diario de mayor lectoría en Venezuela. El Gobierno fiscalizó la operación y dio el visto bueno.

 

A fuerza de billete, dícese capitalismo de Estado, se procura aplacar el impacto comunicacional de los pocos medios privados que existen. Y en la lista de posibles nuevas compras millonarias se asoman El Universal y Televén. A fuerza de billete se pretenden cerrar todas las ventanas.

 

El fin justifica los medios. Así actúa la nueva estirpe revolucionaria.

 

“El Gobierno es uno de los poderes más débiles frente a otros poderes que influyen en las sociedades”.

Ernesto Villegas. Ministro de Comunicación

 

Fuente: La Verdad 

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