En lugar de colgar de las paredes de una mansión o de un museo particular, la «misión» de la Colección Patricia Phelps de Cisneros (CPPC), que acaba de donar más de 200 obras a museos de América Latina, España y Estados Unidos, es entablar una «conversación global» sobre el arte latinoamericano.
La anunciada este jueves es la tercera donación de estas características que hace la CPPC y seguramente no será la última, según dice en una entrevista con Efe el director de la colección, el español Gabriel Pérez Barreiro.
«Más allá del placer personal (de poseer obras artísticas), esta colección tiene la misión de dar a conocer el arte latinoamericano y su contribución a la cultura global», subraya su director.
Después de haber creado en los años 1970 la Fundación Cisneros junto a su esposo, el empresario venezolano Gustavo Cisneros, para contribuir a la educación en América Latina, Patricia Phelps fundó hace 25 años esta colección que contiene un número no revelado de piezas de arte colonial, moderno y contemporáneo.
Además cuenta con documentos y objetos etnográficos de las doce etnias que habitan en la cuenca del Orinoco y obras de viajeros que recorrieron América Latina.
Pérez Barreiro señala que es política de la colección no dar cifras sobre su acervo, pero sí señala que «su tamaño ya no es doméstico».
Esta semana anunció que se desprende de más 200 obras de su colección de arte contemporáneo latinoamericano, realizadas por 91 artistas de 22 países.
Los beneficiarios son The Museum of Modern Art (MoMA), de Nueva York; El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid; el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA); el Museo de Arte de Lima (MALI), The Bronx Museum of the Arts, de Nueva York; y el Blanton Museum of Art, de la Universidad de Texas, en Austin.
El comunicado publicado por la CPPC señala que «la donación es parte de una iniciativa global a largo plazo que Gustavo y Patricia Cisneros y su familia impulsan para promover una mayor apreciación de la diversidad, la sofisticación y variedad del arte latinoamericano».
Pérez Barreiro destaca el hecho de que no todas las obras hayan ido al Norte y que dos museos del Sur, el MAMBA y el MALI, estén incluidos en esta tercera tanda de donaciones.
La primera fue hace año y medio cuando se donaron 102 obras de arte moderno al MoMA, y en 2017 otras 119 obras, estas de
arte colonial, pasaron a museos especializados en ese periodo.
«Es un proporción significante, pero queda mucha obra en la colección», asevera el director.
«Por ahora no hay nada previsto a corto plazo, pero no creo que sea la ultima donación», agrega.
Entre tanto, la colección, que según Pérez Barreiro tiene una «personalidad educativa», sigue trabajando.
El 24 de febrero se inaugurará «Concrete Matters», que estará abierta al público en el Moderna Museet en Estocolmo hasta el 13 de mayo y presenta obras del «concretismo», una corriente artística que se desarrolló a mediados del siglo XX en Montevideo, Caracas, Buenos Aires, São Paulo y Río de Janeiro.
Sus exponentes son, entre otros, Hélio Oiticica, Judith Lauand, Gego, Geraldo de Barros, Carlos Cruz-Díez, Lygia Clark,
Waldemar Cordero y Willys de Castro.
En 2019 la CPPC presentará otra exposición en el Museo Amparo de Puebla (México), dice Pérez Barreiro.
La colección tiene oficinas en Nueva York y Caracas. Sus obras están repartidas por distintos lugares de Estados Unidos, Europa y Venezuela y su dueños no se plantean construir un museo.
Durante 2017 a través de su web la CPPC planteó un debate sobre el dilema de «construir o no», recuerda Pérez Barreiro, pero ahora se puede decir que sus propietarios no contemplan crear un museo.
Lo que «buscan es contribuir a la infraestructura pública que ya existe» en aras de la «conversación global» que quieren fomentar con su colección.
«Es un ciclo de vida de la obra: coleccionarla, trabajarla y donarla», dice Pérez Barreiro.
En Caracas, la CPPC mantiene una sede en la que «con gran dificultad», dice Pérez Barreiro, sigue trabajando, especialmente en apoyo a los artistas jóvenes en tiempos de crisis.
EFE