La ciudad peruana de Chiclayo, donde el papa León XIV fue obispo antes de llegar a El Vaticano, inauguró este jueves una estatua de cinco metros de altura y media tonelada de peso del sumo pontífice, que tiene la nacionalidad peruana y estadounidense.
El obispo de Chiclayo, Edinson Farfán, bendijo la escultura con la imagen del papa, que colocaron en el óvalo papal de esta ciudad norteña, y pidió que León XIV «nos proteja siempre con su bendición y que nos acompañe siempre».
A su turno, el gobernador regional de Lambayeque, Jorge Pérez Flores, develó las placas conmemorativas colocadas a los pies de la estatua junto con el obispo de la ciudad, en medio de la algarabía de los invitados y el público que llegó al evento.
El homenaje al papa León XIV
La autoridad regional destacó que León XIV es «un peruano que caminó con nosotros, que seguro camina siempre con sus oraciones por el bienestar del pueblo peruano».
Aseguró que sus palabras de afecto hacia la diócesis de Chiclayo, al momento de su presentación en el Vaticano, han «calado en lo hondo de América Latina» porque «entiende perfectamente lo que sucede en las Américas, entiende de las desigualdades e injusticias» en esta región.

Pérez confió en que el papa visitará pronto el norte de Perú y apuntó que «esa visita tiene que ser por todo lo alto» para ser reconocido por todos los peruanos.
«Amará a su pueblo porque con él ha caminado»
«El papa no es solamente chiclayano, es peruano, ama y amará a su pueblo porque con él ha caminado», expresó el gobernador regional.
Las escenas de la vida cotidiana de Robert Francis Prevost Martínez en el país andino, donde vivió varias décadas, se viralizaron, en mayo pasado, tras convertirse en el pontífice 267 de la historia.

Esas imágenes de Prevost en comedores sociales, ayudando a peruanos tras el paso de inundaciones y del lado de migrantes, mostraron que León XIV conoció de cerca las periferias y se vinculó a la lucha por los derechos humanos y la protección del medioambiente. EFE