Son ocho los candidatos a suceder al actual presidente, el conservador Guillermo Lasso, y completar su periodo 2021-2025
Las promesas de seguridad han copado el último día de la campaña electoral para las elecciones presidenciales y legislativas extraordinarias de Ecuador, donde ha habido un sensible y sentido homenaje a Fernando Villavicencio, el candidato presidencial asesinado la pasada semana, y una denuncia de un nuevo supuesto atentado que fue descartado por la Policía.
Los familiares, amigos y seguidores de Villavicencio se han reunido en una misa campal realizada en el centro financiero de Quito para rendirle homenaje y mantener viva la voz del periodista y exasambleísta, cuyas denuncias sobre corrupción le configuraron como un acérrimo enemigo del expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Sobre ese escenario, bajo extremas medidas de seguridad que han incluido francotiradores situados en los edificios cercanos, el periodista Christian Zurita ha ratificado su decisión de asumir la candidatura de su colega por el movimiento Construye.
«Acepto este enorme reto de conducir este país tan complejo, bajo un corazón abierto y transparente, libre de corrupción. Confíen y crean que es posible. Fernando estaría orgulloso», ha señalado Zurita .
El asesinato de Villavicencio, acribillado el 9 de agosto por presuntos sicarios colombianos a la salida de un mitin, ha marcado este proceso electoral y ha obligado a extremar las medidas de seguridad de los candidatos, al punto que muchos solo han hecho actos públicos el último día de campaña y siempre protegidos con chalecos antibalas.
Noboa denuncia un atentado, pero la policía lo descarta
Es el caso del empresario y exasambleísta Daniel Noboa, quien ha denunciado haber sido víctima de un nuevo presunto atentado ante un tiroteo registrado mientras realizaba una caravana por Durán, un municipio del área metropolitana de Guayaquil que está considerado como una de las zonas de mayor criminalidad del país.
Mientras, el resto de candidatos han aprovechado el último día de campaña para enfatizar sus promesas en seguridad, prácticamente el único tema de discusión sobre la mesa incluso antes de que fuese asesinado Villavicencio.
Comicios en medio de la peor crisis de seguridad de la historia del país
Estas elecciones se celebran en medio de la peor crisis de seguridad de la historia de Ecuador, que pasó en cinco años de una tasa de 5,8 a 25,62 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes, su cifra más alta.
Así, la candidata Luisa González, del Movimiento Revolución Ciudadana (RC), que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017), ha cerrado su campaña en Guayaquil, el principal puerto de Ecuador y, por ende, una de las ciudades más convulsionadas por esta crisis, ante el pulso de bandas rivales por el control del narcotráfico y de los envíos de cocaína que se hacen a través del transporte marítimo.
Jan Topic y su promesa de «mano dura» contra el crimen organizado
Poco antes, también en Guayaquil, el exlegionario y empresario experto en seguridad Jan Topic ha solicitado el voto para «recuperar el país» que, dice, está «enfrascado en la inseguridad y el desempleo».
El candidato, al que lo han apodado como el ‘Bukele ecuatoriano’ por su promesa de enfrentar con «mano dura» el crimen organizado, ha pedido al país que piensen «qué Ecuador le van a dejar sus hijos».
«A esos delincuentes los espera un hoyo oscuro donde van a cumplir una pena de verdad porque si no hay justicia, jamás habrá paz», ha mencionado.
Ocho candidatos a suceder a Guillermo Lasso
Por la mañana, el indígena izquierdista y ambientalista Yaku Pérez firmó en lo alto del Panecillo, la colina más icónica de Quito, un simbólico decreto que sería el primero si gana las elecciones, donde declara la seguridad como prioridad nacional y dispone que las cárceles sean controladas por la Policía y las Fuerzas Armadas.
En total son ocho los candidatos a suceder al actual presidente, el conservador Guillermo Lasso, y completar su periodo 2021-2025, interrumpido después de que invocase en mayo el mecanismo constitucional de la «muerte cruzada», con el que disolvió la Asamblea Nacional (Parlamento) que dominaba la oposición, cuando se disponía a votar su destitución.