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La aventura de montar una empresa en China

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Opinión

La aventura de montar una empresa en China

 

 

Sergio Montoya montó allí la firma S&M Solution Co. Ltd., dedicada al comercio de componentes electrónicos. Tras una década, cuenta su experiencia.

 

 

 

A pesar de los 1.400 millones de habitantes que tiene China, según Montoya, en el gigante asiático se respira tranquilidad y seguridad.

 

 

 

Sin hablar una sílaba de mandarín o de alguna de las otras tres lenguas principales de China –min, cantonés y wu–, Sergio Montoya Díaz se aventuró a abrir una empresa en el gigante asiático y no ha desfallecido en el intento. De hecho, no se queja de la manera como le ha ido, después de diez años de haber emprendido eso que para muchos suena a odisea.

 

 

 

Como lo delata su apellido, Montoya es antioqueño, tiene 47 años y estudió ingeniería mecánica y ciencia política. Había sido empleado de una importante empresa en Medellín por diez años, pero se hartó del encierro y decidió cambiar de horizontes. Así, montó con sus hermanos una comercializadora de componentes electrónicos y entre estos, una línea de equipos para transporte.

 

 

 

 

“Nos empezó a ir bien y al año les dije que teníamos que ir a la fuente, porque estábamos trabajando para que nos vieran. Les insistí que me iba a China y me decían que estaba loco, pero al final me aportaron la plata para hacerlo”, cuenta.

 

 

 

Tampoco tenía mayores contactos, solo una firma proveedora a la que le hacía los pedidos garabateando palabras en su exiguo inglés, por internet, de manera que la mercancía le llegaba de vuelta a través de un servicio de mensajería.

 

 

 

 

Un día le tiró el lance a una chica de esta compañía con el fin de que lo orientaran para conseguir un hotel con el fin de quedarse un mes para explorar posibilidades. Esto fue hacia el año 2008, en plena crisis económica mundial.

 

 

 

El periodo se fue prolongando hasta los dos años debido a que aliados en Medellín se fueron enterando y fueron ampliando los pedidos, de manera que ya se podía sostener.

 

 

 

 

Montoya montó la firma S&M Solution Co. Ltd. en Hong Kong, a sabiendas de que es más occidental que el resto del país, disfruta de un régimen de puerto libre y da facilidades para abrir empresas, con la ventaja de que esto posibilita abrir sedes y hacer transacciones en otras partes del territorio nacional.

 

 

 

Para superar la barrera idiomática, se dirigió a la universidad Sui Yang Tse, donde enseñan español, y una profesora ibérica lo contactó con una joven china que balbuceaba algunas palabras en la lengua de Cervantes, con el fin de que le sirviera de intérprete.

 

 

 

La empezó a llevar a las empresas y cuando vio que ya ella era capaz de manejar la oficina se devolvió a Medellín. De esta forma él continuaba dirigiendo la operación vía internet y teléfono, yendo dos veces al año para quedarse temporada de dos a dos meses y medio.

 

 

 

En marzo del 2013 volvió a partir hacia el país de oriente, pero ya con su esposa, el hijo de 8 años y su niña de 2 años y medio. La intención era que los pequeños crecieran en esa tranquilidad y aprendieran el mandarín. “Allá, a pesar de los 1.400 millones de habitantes, tú te puedes parar en un banco y ver a una señora de 60 o 70 años salir con una canasta llena de yuanes, y no pasa absolutamente nada”, resalta dándole lo que le corresponde a la dureza del régimen pero también a la cultura.

 

 

 

Montoya saca del cajón de recuerdos una anécdota que ilustran las diferencias del comportamiento con occidente a la hora de hacer negocios en China.

 

 

Un día un cliente de Medellín lo contactó porque requería una intermediación para que le fabricaran en serie un aparato. Luego, viajó en una mezcla de negocios y placer. Al hablar con el potencial fabricante, le entregó el prototipo, aquel sacó su calculadora, hizo cuentas y el dio el valor unitario: diez yuanes.

 

 

 

El ancestro de antioqueño regateador salió a flote en los colombianos: “Le doy 7”, contraofertaron. De nuevo el chino hizo sus cálculos y aceptó la propuesta.

 

 

 

Pero, tras 25 días de turismo, volvieron y les entregaron un producto de menor calidad, y, ante el reclamo, la respuesta del chino fue el desconcierto, pues, según les explicó, ese era el aparato posible de construir por lo que habían pagado.“Nosotros, como paisas pensamos que habíamos tumbado a los chinos, pero ellos se mueven dentro de otra lógica”, anota Montoya.

 

 

 

Hace tres años que este importador retornó a Colombia debido a que su pareja enfermó, pero la crisis de las importaciones por la devaluación del peso frente al dólar y las nuevas condiciones de la reforma tributaria lo llevaron a emigrar a Estados Unidos, a donde ahora importa mercancías de China y sigue controlando a distancia y con visitas periódicas los movimientos de S&M Solution.

 

 

 

FORMAS DE ASENTARSE

 

 

 

La manera más fácil de asentarse en China es montando bases en Hong Kong, según Montoya.

 

 

 

 

Otras dos son, de acuerdo con el director ejecutivo de la Cámara Colombo China, Jaime Suárez, aliándose con una firma local o montando una empresa de capital totalmente extranjero. Si se escoge la tercera alternativa, las llamadas Zonas Económicas de Desarrollo facilitan las cosas. Dentro de esa modalidad hay Zonas Francas Piloto (ZFP), donde no solo encuentra personal que habla inglés y entiende a los occidentales, sino que rebajan el impuesto a la renta del 25 al 15%, siempre y cuando inviertan el 3% de sus ingresos en investigación y desarrollo, entre otros requisitos.

 

 

Portafolio

@nesperiodista

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