Desde el lanzamiento de ChatGPT a finales de 2022, empresas de todo el mundo se volcaron en la necesidad de incluir Inteligencia Artificial en nuevos productos.
Las grandes compañías trabajan de manera acelerada para hacer que sus LLMs sean cada vez más avanzados.
Si bien no es una tecnología nueva, la inteligencia artificial ahora es omnipresente y seguirá integrándose cada vez más a los servicios que usamos. Los resultados de búsquedas en Google ya muestran resúmenes generados por la Inteligencia Artificial, mientras que los usuarios de WhatsApp están recibiendo una actualización que trae como novedad a Meta AI, que permitirá desde crear imágenes a partir de texto hasta pedir recetas y mucho más a la IA generativa sin necesidad de salir de la aplicación.
A medida que la IA generativa gana más protagonismo, han comenzado a sonar las alarmas con respecto a la alta demanda energética (y de agua) de esta tecnología, lo que podrían en riesgo los compromisos de sostenibilidad de muchas de las empresas tecnologías ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2023.
Google, tan solo una de las compañías que ha acelerado el desarrollo de IA generativa, reconoció recientemente que su consumo total de energía se duplicó de 2019 a 2023. De acuerdo con un informe de Wired, una portavoz de Google expresó vía email que “reducir las emisiones de nuestros proveedores es extremadamente desafiante, lo que representa 75% de nuestra huella», lo que demuestra que proveedores clave para el desarrollo de la IA como fabricantes de servidores, equipos de red, GPUs, etc., también deben sumarse a hacer que el consumo energético de los centros de datos sea más eficiente.
¿Cuánta energía consume la Inteligencia Artificial?
Un reciente artículo del MIT Technology Review asegura que “la forma en que las empresas alcanzan sus objetivos de emisiones es más importante que la rapidez con la que lo hacen”. En la publicación se argumenta que las empresas deberían centrarse en lograr impactos climáticos más amplios en lugar de simplemente tratar de compensar cada tonelada de dióxido de CO2 que emiten.
Esto comparando el anuncio reciente de Amazon de haber logrado cubrir con energía limpia toda la demanda energética de sus oficinas, centros de datos, tiendas y almacenes en todo el mundo, siete años antes de su objetivo de sostenibilidad, frente a los esfuerzos de Google que parecen ir más lentos.
Pero sea cual sea la estrategia, la realidad es que no todas las empresas tienen la misma capacidad de medir sus acciones sostenibles y monitorear su ESG. Para ayudar en ese propósito, han comenzado a surgir plataformas como Credibl, pensada para que las empresas puedan optimizar las estrategias ESG de manera fácil y más económica, lo que les permite alcanzar sus objetivos de sostenibilidad ayudándolas a medir, gestionar e informar los datos ESG de forma eficiente y a comunicarlos a sus grupos de interés, inversionistas y clientes.
Lo cierto del caso es que las empresas con responsabilidad social serán más relevantes que las demás, por lo que muchas están comenzando a diseñar estrategias para mejorar su desempeño en los criterios ESG y de sostenibilidad.