A Carlota Sosa le quedan escasos minutos para conversar vía telefónica, antes de entrar a camerino. Los ensayos para el montaje Todo sobre Bette, en el que encarna a la indomable diva norteamericana de la gran pantalla, Bette Davis, se adueñan de su tiempo.
Antes de subirse a las tablas, la actriz venezolana gasta un par de segundos frente al espejo. Contempla su rostro fijamente, sonríe y asiente con certeza. El rol de villana, asesina y antipática le sienta bien, si no, que lo digan las 19 telenovelas venezolanas en las que ha participado -desde hace casi 30 años- en reiteradas ocasiones bajo la piel de una mujer con alevosía, pérfida e insidiosa.
Vienen a la memoria la barragana de Don Chepe, Lucha Briceño en Por estas calles (1992) , esposa de un ladrón de cuello blanco, una dama silente y cómplice de las fechorías de su marido. Marbelis Castillo «La santa» en Válgame Dios (2012), madre y esposa altruista, vil máscara para ocultar sus infamias.
Si de algo sabe la intérprete en escena, es del gesto adusto. Su disposición para interpretar roles antagónicos parte de una conexión interior. Con Bette Davis asegura sentir una empatía imperturbable: «Esas ganas de hacer lo que considero correcto sin importar lo que opine el resto», dice la artista que a partir del 7 de febrero protagoniza la obra basada en el monólogo de la escritora estadounidense Camila Carr, All About Bette: An Interlude With Bette Davis, traducido y dirigido por Luis Fernández, en homenaje a la vedette que cambió la historia del cine.
-Bette Davis no se doblegó ante nadie. ¿Lo va a hacer ahora?
-No, tampoco. Ella está dispuesta a todo, pero no quiere bajar la cabeza aunque está en búsqueda de una redención, es una mujer que no necesita el perdón del público sino de su hija.
-¿Cómo recibió la invitación para asumir este papel?
-Hace tiempo ya Luis (Fernández) me dio el libreto para que lo leyera, buscando una opinión, a ver que me parecía. No sabía en esos momentos que él estaba pensando en mí para el protagónico. Al terminar le dije que me gustaba mucho, que me parecía muy entretenido e interesante, pero con el cuestionamiento de que no mucha gente sabe quién fue ella. Ahora, pienso que sepan o no sepan, esta historia merece ser contada. Tal vez ésta sea la oportunidad idónea para que todos sepan quién fue Bette Davis.
-¿Ha sido realmente una transformación? Usted parece acostumbrada al rol de la villana…
-Es un trabajo que he asumido al igual que el resto de los papeles que he interpretado, desde el interior. Buscando las conexiones que tengo con el personaje, en el caso de Bette Davis son muchas, pero hay algo que comparto y no puedo ocultar: ‘Esas ganas de hacer lo que considero correcto sin importar lo que opine el resto’.
-Una diva de armas tomar que no dio su brazo a torcer… ¿Piensa que los artistas deberían hacerlo ante el poder?
-Jamás, eso es contrario a nuestra naturaleza.
-¿Considera que la televisión venezolana es violenta?
-En estos momentos la televisión venezolana lo que es, es horrorosa. No sé si violenta, aunque no me parece. No entiendo qué pasa si el gobierno tiene su Ley Resorte y me consta, porque he tenido que trabajar en telenovelas donde no se ha podido tocar ciertos temas espinosos de la manera que se debe. Todo está censurado, así que no sé de qué violencia están hablando. La única violencia que yo veo en la televisión venezolana está en las cadenas, cuando los funcionarios del gobierno comienzan a insultar a los de oposición.
-¿ Usted construyó a «La santa» de Válgame Dios en función de la ley resorte?
-¡Claro! En escena se podía mostrar un arma, pero había que dejar bien clarito que era de mentira y no apuntar a nadie directamente. Eso lo tenía prohibido yo como villana. Pero, a diferencia de la realidad, en la televisión queda explícito: los malos van a la cárcel, y Marbelis Castillo terminó presa y con cadena perpetua.
-¿De qué le sirve al gobierno censurar los dramáticos?
-Al gobierno lo que le interesa es buscar chivos expiatorios y mentir, mentir y mentir, ese es su modus operandi. Ellos quieren hacerle creer algo a la gente atapuzándolos de mentiras que difunden a través de las cadenas. Es bastante obvio y estúpido ese argumento de que las telenovelas incitan a la violencia.
-¿Cree que desaparecer las telenovelas venezolanas de la pantalla ayudará a descender los altos índices de homicidios en el país?
-¡Por supuesto que no! Que quieres que te diga, de pensar en algo tan absurdo como eso lo que me da es risa.
-Un secuestro no la sacó de este país, para muchos artistas el doble homicidio de la actriz Mónica Spear y su esposo fue la gota que derramó el vaso ¿será la suya?
-He pensado en irme de Venezuela pero no es una decisión que haya tomado todavía. Tampoco tengo planes en el exterior ni ofrecimientos, por los momentos.
-¿La polarización política se siente en el Sindicato de Actores como en el país?
-Cuál sindicato de actores si no hay ninguno. Lo que creó el gobierno y un grupo muy reducido de artistas fue una organización que agrupa yo no sé a quienes. Ahí tampoco están los actores con los que yo comparto.
-Roberto Messuti es uno de los artistas que integra el sindicato y sostiene que ‘ningún gremio podrá tener éxito sin el apoyo del Estado», ¿Ha pensado en sumarse a la organización?
-Esas son las opiniones personales de Messuti, yo con eso no estoy de acuerdo. No soy partidaria de esa filosofía totalitarista de este gobierno al querer abarcarlo todo. Messuti les ha hecho un favor ingrato, eso no lo hace un verdadero artista.
-Sobre la muerte de Mónica Spear, la actriz Nacarid Escalona expresó: ‘Lo que estamos viviendo es una telenovela’ ¿quién controla entonces la realidad?
-Cada quien controla la suya, pero este gobierno pretende apoderarse absolutamente de todo. Mientras más pobre de mente sea el ciudadano, estará más a merced del control del Estado.
Fuente EU