Los fondos buitre se niegan a negociar por considerar que pueden obtener el total de su reclamo o que pueden forzar a la Argentina al default, expresó este martes el ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof.
Los fondos buitre representan un capital que inversionistas destinan a un Estado que se ha declarado en default o cesación de pagos y necesita ayuda económica.
Quienes hacen la inversión luego exigen un pago único de 100% de la deuda, situación que generalmente deviene en litigios, que en el caso de Argentina fueron remitidos a la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, donde se rechazó la apelación del país suramericano y se falló a favor de un grupo minoritario de tenedores de títulos no reestructurados de la deuda soberana de Argentina, conocidos como hold-outs.
El juez estadounidense Thomas Griesa ha condenado en dos oportunidades a Argentina a pagar 1.470 millones de dólares a los acreedores de los fondos.
Argentina solicitó al juez estadounidense el restablecimiento de la suspensión de la sentencia, petición a la que los fondos buitre se opusieron.
«Esto muestra su verdadera cara: no quieren negociar; de ese modo creen que pueden obtener el total de su reclamo o forzar a Argentina al default. Pero esto no sucederá: Argentina defenderá su exitoso proceso de reestructuración de la deuda mediante el pago a sus tenedores de bonos. ¿Qué tipo de negociación equitativa que involucra cientos de miles de millones de dólares puede llevarse a cabo en tres semanas?», sostuvo.
Kicillof señaló que los fondos buitre «nunca quisieron cumplir con los términos aceptados por la inmensa mayoría de los acreedores. Tratan de extorsionar a un país soberano».
Agregó que «intentan interrumpir un flujo de pagos a los tenedores de bonos del canje de la Argentina negando la propiedad de estos tenedores de bonos que les pertenece por derecho».
Indicó que con la solicitud de la minoría de los acreedores «especulan el futuro de 40 millones de argentinos que han hecho enormes sacrificios para ponerse de pie después de la crisis de 2001; y van a causar daños irreparables en el sistema financiero internacional, haciendo que todas las reestructuraciones de deuda futuras sean prácticamente imposibles».
Argentina, por su parte, ha ratificado desde 2003 su voluntad y capacidad para negociar el pago de los fondos buitre bajo condiciones justas, equitativas y legales, «teniendo en cuenta el interés del 100% de los tenedores de bonos».
Kicillof explicó el caso de la firma NML Capital Elliott, que es uno de los fondos buitre que compró bonos argentinos en 2008 y de manera inmediata demandó a la nación suramericana. «Estos bonos, en cesación de pagos desde 2001, fueron adquiridos con el único fin de obtener una sentencia favorable para hacer una ganancia exorbitante», precisó.
NML compró bonos a un valor de 50 millones de dólares aproximadamente. La orden del juez Griesa permitiría a NML cobrar más de 800 millones de dólares, asegurándose un rendimiento del 1.600% en sólo seis años.
«Si en lugar de litigar, NML hubiera aceptado los canjes de deuda ofrecidos por Argentina habría triplicado o incluso cuadruplicado su inversión. Pero quieren más que un beneficio del 300%, ya que no son los prestamistas de buena fe a los países emergentes. Son lo que son: buitres judiciales y financieros» afirmó Kicillof.
AVN