Kevin Johansen: «Soy pudoroso con mis ídolos»

Kevin Johansen: «Soy pudoroso con mis ídolos»

Kevin Johansen limpia la chimenea de su casa mientras conversa vía telefónica. Está cumpliendo 52 años y lo celebra con sus amigos, previo a la gira de conciertos y a la promoción que conlleva la salida de su nuevo disco Miss Américas Vol. 1/2 (Sony Music, 2016), el sexto que graba en estudio en su carrera como solista.
En la placa figura una lista de invitados como Marcos Mundstock (Les Luthiers), Palito Ortega, Pity Álvarez (Viejas Locas e Intoxicados), la rapera Paz Ferreyra aka Miss Bolivia, el compositor y pianista Lito Vitale, el poeta y compositor brasileño Arnaldo Antunes, y el chileno Macha Asenjo (Chico Trujillo).

 

«Soy bastante pudoroso con mis ídolos», reconoce el cantautor.  «En los últimos años, siempre me hinchaba un poquito los esquemas cuando me preguntaban por los invitados y, bueno, ¿qué pasa si no tengo un invitado? Me parecía como una modita o una forma de mostrar cuán importante soy y mira los invitados que tengo y todo eso. Después me di cuenta de que el proceso era muy lindo y divertido, conocer gente que uno admira, una excusa para interactuar y hacerse amigos de gente que uno aprecia en la música. Así que me fui entregando», explica Johansen, quien en la placa cuenta además con la participación de sus hijos Miranda, Tom y Kim Johansen.

 

 

El álbum fue producido por Matías Cella (Jorge Drexler) en diez de los temas, y por primera vez trabaja con Cachorro López (Julieta Venegas, Miranda) en tres tracks: Tiene algo (interesting little thing), Amor telepathic love y 5 in the morning. El bolero, dance, country, milonga, hip hop  y hasta la bachata están presentes.

 

 

«Un dato no menor, el percusionista del disco es venezolano, Antonio De Vivo, quien tocó conmigo en el primer disco The Nada. Volví a rastrearlo y no estaba en Nueva York. Estaba viviendo en Venezuela, está allí, tienen un percusionista genial», resalta Johansen.

 

 

«El percusionista del disco es venezolano, Antonio De Vivo, quien tocó conmigo en el primer disco The Nada»
-Es el disco más minimalista de su carrera, comparado con el Kevin «des-generado» por el que se dio a conocer.

 

 

-Logré un poco sintetizar, aunque siempre me ha costado mucho. También menciono que más que artista de culto, muchos años fui artista oculto, sobretodo en Nueva York. Lo que sucedió fue que me empecé a hacer amigo de la síntesis. Me dije: «Bueno, vamos a hacer un disco cortito de trece temas». De hecho, lo gracioso es que hay otro disco más que quedó afuera. En realidad grabé como veinticinco temas y hay otra parte de Miss Américas que saldrá luego.

 

 

-El tema Bach-chata (Habladurías) es una crítica en clave de bachata a los que hablan mal. ¿Fue una forma de evitar que le reprocharan incluir el género en su disco?

 

 

-¡Esa canción me encanta! En realidad en el primer disco hay un tema que se llama So lazy, en inglés, y es una suerte de bachata. Recuerda que yo viví diez años en Nueva York y el primer lugar donde viví fue arriba en la 200st, cerca de los Cloisters, una imitación a unos claustros medievales que hay y que hizo Rockefeller. Era un barrio de dominicanos, así que estaba a pura bachata. El ritmo me entró por ahí. La Bach-chata (Habladurías) surgió, como muchos temas míos, con el título. Me dije: «Tengo que hacer algo con esto».

 

 

-Aún así hay bolero, bachata, dance, country, milonga.  Parece gestado desde una especie de exilio de su propio mundo. ¿Cómo fueron compuestos estos temas?

 

 

-De algún modo, sí. Creo que también como… Es una palabra tan temida: madurez. Es el afianzamiento de los conceptos. Hay un bolero que creo que nunca ataqué más allá de Oops, del disco City Zen. Acá Jardín del desdén, que si bien tiene su sutileza irónica, habla de un desamor y lo que es estar en el desdén de una persona. Estoy muy contento con los resultados y los invitados aportaron también sus colores. Cada uno de los que está es porque tiene que estar.

 

 

«Estoy muy contento con los resultados y los invitados aportaron también sus colores»

 
-¿Le tiene miedo a la madurez?

 

 

-No. Solamente le tengo miedo a la vida y al tiempo. No le tengo miedo a la muerte, tengo miedo al tiempo más que nada, que no haya suficiente.

-Su hija Miranda tiene una linda voz en Es como el día.

-¡Mi hija canta hermoso! La verdad es que todo el mundo me lo menciona, gente muy exigente. Fue una alegría… y muy orgánica de tenerla. Estaba con ganas.

-¿Qué cree que le hace falta para salir del estatus de culto u «oculto», como usted lo llama?

 

 

-Nunca tuve una preocupación por dónde soy más de culto o dónde soy más popular, si lleno estadios o teatros más chicos. Cada lugar tiene su tiempo y sus circunstancias, su coyuntura. En Venezuela, por ejemplo, encontré enseguida un público de pocos, pero fieles, que es el gen de lo que pide un artista. Y enseguida conecté con ese público venezolano. El tiempo y las canciones darán qué hablar. Si sobreviven algunas, habrá chance de hacer mella en un buen público. Así que ojalá continúe nuestro romance con los que hay. Yo creo que Miss Américas va a ser un disco que va a afianzar nuestro público, el que nos conoce, y a la vez abrirá puertas para los distraídos.

 

 

El Universal

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